Las consecuencias económicas a causa de la pandemia del COVID-19 se han hecho sentir sobre todo en sectores industriales como el de la producción de alimentos, situación que está afectando a las grandes marcas por los elevados precios de las materias primas y los inconvenientes con las cadenas de suministro.

Es el caso de la marca Frito-Lay con uno de sus productos insignia Doritos, que ha sido blanco de críticas por los repentinos cambios que ha tenido dentro de las envolturas que se venden a lo largo y ancho del planeta.

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Esta medida es conocida como reduflación y supone ofrecer menos cantidad de producto o reducir los servicios, pero manteniendo el precio. Es decir, el consumidor recibe menos pagando lo mismo.

¿Es legal? Sí, totalmente. Mientras que en el paquete se especifique el peso neto del contenido, no hay nada que objetar. Los bolsas grandes de Doritos han pasado de pesar cerca de 276 gramos a 262, una diferencia muy poco perceptible, pero que se nota en cada envoltura que se vende. 

Según informó el portal digital Quartz, la empresa Frito-Lay confirmó que los Doritos redujeron la cantidad de producto por cada bolsa, ahora vienen cinco nachos menos. 

La estrategia no ha sido bien acogida por los usuarios de redes sociales, quienes han manifestado su inconformismo al sentirse estafados por no encontrar el contenido habitual dentro de los paquetes.

De acuerdo con La República, antes de la pandemia, el costo anual de luz para las empresas bordeaba los 6.400 millones de euros al año; el gas, 3.400 millones; y los hidrocarburos, 900 millones. En total, son casi 12.000 millones de factura energética que, en la situación actual, se han más que duplicado.