
Colombia enfrenta una coyuntura clave tras la decisión del presidente Donald Trump de modificar los aranceles, abriendo la posibilidad de reducir o eliminar el gravamen del 10 % que hoy pagan varios productos nacionales en Estados Unidos.
Entre los bienes favorecidos están el oro, níquel, flores, banano, piña, cacao y productos farmacéuticos genéricos, lo que representa una oportunidad para ampliar la oferta exportadora.
Sin embargo, la exención no será automática: depende de que Colombia avance en negociaciones que incluyan compromisos en trazabilidad de minerales, cooperación regulatoria, control de ilícitos y medidas sanitarias y fitosanitarias.
Expertos de AmCham Colombia y Analdex resaltan que es indispensable que el Gobierno trace una hoja de ruta clara y se apoye en el sector privado para aprovechar esta ventana.




Los gremios destacan que la ventaja de Colombia frente a otros países de la región está en la calidad de sus productos agrícolas, la producción constante durante todo el año y la ubicación geográfica que permite tiempos de respuesta rápidos hacia Estados Unidos.
El reto será actuar con rapidez, superar irritantes comerciales y garantizar mayor competitividad en logística y aduanas. De lograrse, sectores como el agrícola, minero y farmacéutico podrían impulsar significativamente las exportaciones, generando más empleo e ingresos para el país.
Por qué es bueno que EE.UU. rebaje los aranceles a Colombia
La reducción o eliminación de aranceles por parte de Estados Unidos a los productos colombianos representa una ventaja estratégica para la economía nacional. En primer lugar, permite que los bienes colombianos lleguen a ese mercado con precios más competitivos frente a otros países.
Al disminuir o eliminar el 10 % de recargo que hoy enfrentan productos como flores, banano, café, piña, cacao, níquel u oro, se genera un atractivo inmediato para los compradores estadounidenses, quienes encuentran una mejor relación calidad-precio. Esto se traduce en mayores volúmenes de exportación, incrementando las divisas que ingresan al país y fortaleciendo la balanza comercial.
Otro aspecto positivo es que esta medida impulsa el desarrollo de sectores estratégicos de la economía nacional. El agro, por ejemplo, tendría una oportunidad enorme de ampliar su participación en el mercado estadounidense, lo cual se traduce en más empleos rurales, estabilidad para los productores y fortalecimiento de cadenas productivas.
Lo mismo ocurre con la industria farmacéutica y manufacturera, que verían un estímulo importante al tener acceso preferencial a uno de los mercados más grandes y exigentes del mundo. Además, al diversificar las ventas hacia Estados Unidos, Colombia reduce su dependencia de mercados más pequeños o inestables.
Por último, una rebaja arancelaria fomenta la competitividad interna. Para mantener y expandir su presencia en el mercado norteamericano, las empresas colombianas deben mejorar en aspectos como calidad, logística, certificaciones y sostenibilidad. Este proceso genera un círculo virtuoso: mayor inversión en innovación, modernización de procesos y cumplimiento de estándares internacionales.
En consecuencia, el país no solo gana en exportaciones, sino que también fortalece su aparato productivo y se posiciona mejor en el comercio global. Por estas razones, la eliminación de aranceles en Estados Unidos sería un motor de crecimiento económico y social para Colombia.
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