El Chocoramo es uno de los productos que ha acompañado a los colombianos desde hace más de 50 años y aunque lo cambien, le suban el precio o demás, sigue estando en el paladar de las personas. El Gala no se queda atrás porque los hay de muchos sabores y presentaciones.

Pues su historia está ligada. Ambos nacieron de la misma cabeza: Olimpo López, un hombre que llegó cuando Ramo era una pequeña empresa en Bogotá.

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Según una nota publicada por El Tiempo, el Gala nació primero que el Chocoramo, pero entre ellos dos solo hay cuatro años de diferencia. Dice el texto que la creación del ponqué fue un día de 1968 y el impacto fue tanto que se convirtió en uno de los productos más vendidos de la compañía.

Cuatro años después, en 1972, nació el Chocoramo, que se convirtió en el líder de ventas de la compañía y que 50 años después de su creación sigue teniendo un impacto y otras variaciones.

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Cómo se creó el Chocoramo en Colombia

La idea nació por iniciativa de un hijo de don Rafael Molano (el creador de la compañía Ramo S.A.), a quien se le ocurrió bañar al ponqué Gala con chocolate”, contó en una oportunidad Olimpo.

Hacer que la idea tuviera forma no fue fácil, aseguró. Él y dos químicos de la empresa, Pedro Perezón y Álvaro Iregui (ya fallecidos), empezaron a trabajar en la receta. Al inicio les fue muy mal porque el ponqué se partía y se caía en pedazos.

La receta nunca ha sido revelada, pero lo que se sabe es que el fallecido Olimpo se encerró por siete meses a buscar la fórmula para fortalecer el ponqué y que este sirviera para soportar el chocolate. Finalmente lo logró y sacó al mercado el producto.

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Quién inventó el Chocoramo en Colombia

Olimpo López es el hombre detrás de esta receta. Nació en Jericó (Boyacá), en 1918 y murió en 2015, a los 97 años. Antes de llegar a Ramo trabajó en varias empresas conocidas en la capital en aquel momento: Palace, Alférez Real y El Planeta.

Fue precisamente en esta última que tuvo un reconocimiento que luego lo llevó a que Rafael Molano, el creador de Ramo, lo contratara en su empresa. Llegó a esta empresa que solo tenía 30 empleados, pero con el pasar de los años se convirtió en el eje principal, a tal punto que, aunque podía pensionarse, decidió continuar trabajando hasta pasados los 90 años.

En su oficina tenía una caricatura de 1.50 centímetros que una vez compartió El Tiempo: