
Este es un paso más en la escalada de la guerra comercial entre las dos principales economías mundiales.
“La tasa de aranceles aduaneros adicionales (…) se elevará del 34 % al 84 %” a partir de este jueves, dijo el Ministerio de Comercio chino en un comunicado.
(Vea también: Llantas, espejos y baterías de carros subirían de precio por Trump; empresas sufren).
La respuesta llega pocas horas después de la entrada en vigor de nuevos aranceles de Estados Unidos a casi 60 países que, en el caso de China, suponen una tasa acumulada del 104 %.




“La escalada arancelaria contra China por parte de Estados Unidos acumula errores encima de errores e infringe gravemente los derechos e intereses legítimos de China”, dijo el ministerio.
Además “socava el sistema multilateral de comercio basado en normas”, añadió.
Por qué Donald Trump puso aranceles en 2025
En 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, implementó una serie de aranceles a diversos países con el objetivo declarado de reducir el déficit comercial estadounidense, proteger la industria nacional y abordar preocupaciones de seguridad nacional.
Estas medidas afectaron a socios comerciales clave como China, la Unión Europea, Canadá y México, y se enmarcaron en una estrategia más amplia de política comercial proteccionista.
Uno de los principales motivos detrás de la imposición de aranceles fue el significativo déficit comercial que Estados Unidos mantenía con varios países. En 2024, este déficit alcanzó un récord de 1,212 billones de dólares, lo que llevó a la administración Trump a buscar mecanismos para equilibrar la balanza comercial. Trump argumentó que los aranceles generarían ingresos sustanciales para el país, afirmando que estaban produciendo 200 millones de dólares diarios. Sin embargo, esta política provocó caídas en los mercados bursátiles y aumentó la volatilidad económica.
En el caso de China, Estados Unidos impuso un arancel acumulativo del 104% a las importaciones chinas, con el propósito de nivelar el terreno de juego en el comercio global y fomentar la manufactura doméstica. La administración Trump sostuvo que estas medidas eran necesarias para corregir prácticas comerciales desleales y proteger empleos estadounidenses. No obstante, críticos señalaron que estos aranceles podrían incrementar los costos para los consumidores y empresas en Estados Unidos, además de generar incertidumbre económica.
La Unión Europea también fue objeto de aranceles significativos, con un gravamen del 20% sobre sus productos. Trump justificó esta medida alegando que la UE había sido “muy injusta” con Estados Unidos en términos comerciales, especialmente en lo que respecta a las exportaciones de automóviles y productos agrícolas. Altos funcionarios europeos expresaron su disposición a entablar negociaciones para alcanzar acuerdos comerciales mutuamente beneficiosos, aunque las tensiones persistieron.
En el ámbito norteamericano, Trump firmó órdenes ejecutivas imponiendo aranceles del 25% a todos los bienes provenientes de México y Canadá, excluyendo las exportaciones canadienses de petróleo y energía, que enfrentaron un arancel del 10%. Estas acciones se justificaron citando preocupaciones sobre inmigración ilegal y el tráfico de fentanilo. Tanto Canadá como México respondieron con medidas de represalia y argumentaron que los aranceles violaban el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), lo que llevó a una escalada en las tensiones comerciales en la región.
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