Lo que inició como un emocionante clásico universitario terminó convertido en un escenario de caos, luego de que un grupo de seguidores de la Universidad de Chile ingresaran al estadio para lanzar bengalas al terreno de juego sin importar el peligro que esto representaba.

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Pese a que todo transcurría tranquilamente, al minuto 31 del primer tiempo comenzaron los desórdenes y se dio el lanzamiento de fuegos artificiales y bombas de ruido desde una de las tribunas del Estadio Municipal Ester Roa Rebolledo de Concepción.

Producto de las detonaciones, el cuarto árbitro, un camarógrafo, un policía y un espectador quedaron heridos con un trauma acústico, según confirmó ADN Radio.

Acá, un video de la transmisión de TNT Sports donde los comentaristas no lo podían creer:

El árbitro del compromiso lo detuvo inmediatamente y todas las personas que se encontraban en la cancha se resguardaron para no resultar afectados. Desde las tribunas, algunos encapuchados provocaban desórdenes y motivaban a otros aficionados a hacer lo mismo. No obstante, hubo quienes se resistieron y rechazaron lo que estaba pasando.

Acá, un video que captó a los que lanzaron las bengalas:

Qué dijo Gabriel Boric sobre lo ocurrido en el estadio

Los acontecimientos provocaron la reacción del presidente chileno, reconocido fanático de la Universidad Católica, que a través de Twitter expresó su rechazo.

“No vamos a dejar que un grupo pequeño de delincuentes se tome los estadios a costa de la gran mayoría que acude a ver un espectáculo en paz y alegría. Vamos a identificar y hacer caer todo el peso de la ley a los que provocaron esto”, trinó el mandatario.

No es la primera vez que Boric condena acciones de violencia en los estadios. El año pasado, tras reiteradas jornadas con graves incidentes, el presidente dijo que los clubes “tienen que hacerse cargo de los espectáculos” y “terminar todo tipo de vínculo” con organizaciones como las barras bravas.

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El fútbol chileno ha registrado durante las últimas temporadas numerosos actos de violencia perpetrados por barras bravas, que sumado a la falta de control por parte de la Policía y los clubes han convertido los estadios en un territorio hostil.