Por: Gol Caracol

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Este artículo fue curado por Santiago Avila   Ene 29, 2024 - 7:25 am
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Nadie ha hecho más goles que ella, en la Selección Colombia, ni en la Liga del fútbol colombiano, ni en la Copa América o en la Copa Libertadores. Es referente del fútbol femenino, no solo en Latinoamérica, sino en todo el mundo. Además, fue la primera colombiana en ser nominada a la mejor futbolista del planeta. Estamos hablando de Catalina Usme.

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Luchó contra todo para cumplir un sueño que parecía imposible y terminó convertida en la mujer más ganadora en la historia del fútbol femenino colombiano. ‘Cata’ jugó un ‘picado’ con Diego Rubio, periodista de Caracol Televisión. Así habló nuestra ‘crack’, en entrevista exclusiva para el programa ‘Los Informantes’, en la emisión de este domingo 28 de enero.

“Yo fui la última y mi papá acostumbraba a regalarle un balón a mi mamá como para el niño que iba a nacer. Una pelota, en ese tiempo, en un pueblo, paisa, machista, pues. Entonces cuando iba a nacer, mi mamá le dice: ‘¿Y si es una niña?’. A lo que respondió: ‘las niñas también juegan fútbol’. Y vea la pequeña bobadita en lo que le salió”, recuerda Catalina Usme.

Le salió una mujer que ha desafiado la falta de oportunidades en el fútbol femenino. Le salió una jugadora talentosa que ha sabido convertirse en la goleadora histórica de la Selección Colombia y de la Liga colombiana y la Copa Libertadores. Le salió Catalina Usme, la futbolista colombiana más ganadora, campeona y referente de todos los tiempos.

“Siento que nadie entiende lo que hay detrás de una victoria porque son mil derrotas para conseguir un triunfo, son mil noches de llanto, de un ‘casi, pero’, para al final obtener un triunfo, el cual no sabes cuándo te va a volver a llegar. Todo es tan incierto”, expresó la actual jugadora de Pachuca de la Primera División Femenil de México, donde ya es figura.

Y si de algo sabe esta guerra del fútbol y de la vida es de victorias y de trabajo duro. A punta de sudar la camiseta, Catalina Usme ganó un oro Panamericano, lideró a la Selección Colombia en Copas América, Juegos Olímpicos y en tres Mundiales. Mejor dicho, ya es una leyenda del fútbol hecho en Colombia. Es la leyenda viva del fútbol colombiano.

“Me gusta que lo vean así porque prefiero un reconocimiento en vida que cuando esté muerta. Prefiero que me lo digan a los 33 años, porque el día de mañana me muero y qué. No lo voy a poder escuchar”, añadió. Su legado es tan importante que si comprararamos sus estadísticas con las de Radamel Falcao García, Catalina Usme se lo llevaría de largo.

Mientras que ‘el Tigre’ ha hecho 36 goles, en un centenar de partidos, esta ‘Tigresa’ del gol, por decirle de alguna manera que quizá no le guste mucho, tiene 53 anotaciones en casi 70 partidos. Pero, justamente, si de apodos hablamos, sobre el tema también se refirió la goleadora de ‘la tricolor’, quien viajó en el tiempo y dijo algunos sobrenombres que tenía.

“Hace mucho tiempo me decían ‘gorda’, pero de un tiempo para acá, les respondo: ‘gorda, su madre, a mí no me diga así’. En cuanto a la comparación con Falcao García, al ser los máximos artilleros en cada una de las Selecciones, en nuestro rol, se da. Ahora, no me han puesto ‘la Tigresa’ porque sería desastroso (risas). ‘El Tigre’, lindo, pero el otro no”, puntualizó.

Catalina Usme repite que la suerte no es más que el resultado del esfuerzo. Algunos entrenadores que la han dirigido, nos cuentan que llega de primera a los entrenamientos y se va de última. Lo deja todo en la cancha y hasta más. A veces, lleva el cuerpo al límite, como pocas veces se ha visto. “De aquí me sacan en camilla, para una clínica”, afirma ‘Cata’.

“De una cancha jamás me voy. Si me ve vomitar, déjeme porque de eso no me voy a morir, yo sigo”, cuenta. Los números no mienten y dicen que es la futbolista más importante de todos los tiempos. En sus casi 20 años de carrera, ha jugado alrededor de 300 partidos y metido más de 150 goles, siendo máxima artillera en los diferentes torneos que ha disputado.

Además, fue la primera colombiana en eser nominada a mejor jugadora del mundo, en el 2021. “Hay dos formas para uno tomar la presión: o te desinflas o te motivas. Para mí es una motivación tremenda”, dijo. Catalina Usme saca la casta en los momentos más importantes de los torneos más grandes, tal y como pasó en el último Mundial donde fue la gran líder.

Allí, no solo fue una de las figuras del torneo, sino que se consolidó como la voz de la experiencia de la Selección. Hizo dos goles clave, ayudó a ganarle a Alemania y el equipo llegó a los cuartos de final, completando su mejor participación en la historia de los Mundiales. “Fue el premio a lo que he podido hacer bien en mi carrera, el fútbol devuelve lo que das”, dijo.

“El mejor reflejo de lo que es una persona en la vida, es como se comporta en la cancha. Y en mi caso, amo ganar, esa es mi filosofía”, sentenció. Cataline Usme nació el 25 de diciembre de 1989. Por eso, más de un periodista deportivo se ha animado a decir ques el mejor regalo de Navidad que ha recibido el fútbol profesional colombiano femenino.

Dice que prácticamente nació en una cancha y que en una cancha espera morir, y ha estado apunto de hacerlo. “Tuve un evento, con Selección Colombia, en Chile, donde me tienen que reanimar en la cancha. Caí desplomada de un codazo en la cabeza y perdí el conocimiento. La doctora dijo que había muerto, pero me reanimó de inmediato”, contó ‘Cata’

“Cuando llego a casa, le cuanto a mi mamá, le mostramos, en fin. Nos pusimos a hablar de la vida y le digo: ‘vea, mamá, yo quiero que usted tenga una cosa clara; el día que me muera, si me pasa en una cancha, entiérrenme feliz porque eso es el significado de que me morí feliz, haciendo lo que me gusta y amo”, rememoró sobre aquel duro acontecimiento.

Nos encontramos con Catalina Usme, en el estadio Pascual Guerrero de Cali, donde se coronó campeona con América en más de una ocasión. Pero es que ese es el lugar en el mundo donde más se siente segura y tranquila. Llegó con doña Luz Marina, su mamá, quien, de entrada, nos dice que es la persona más orgullosa y alcahueta del planeta, sin duda alguna.

Cuando la veo en una cancha, se me eriza la piel. Nos han tocado unos partidazos, que me siento feliz, lo recuerdo con un gran cariño”, afirmó doña Luz Marina Pineda. Y es que Catalina Usme es toda una ganadora y, por eso, también tuvo a su ídolo de infancia, quien la inspiró, que fue Ronaldo, el ‘gordo’, ya que, en ese entonces, no conocía mujeres futbolistas.

Ella es de Marinilla, Antioquia, un pueblo tradicional y rezandero, donde era mal visto que las niñas prefirieran patear un balón que peinar una muñeca. Siempre jugó con niños y según nos cuentan, siempres les ganó. “Me decían marimacho, es que parece un niño, qué pecado, en fin. Las amigas de mi mamá tiraban unos comentarios muy feos“, relató.

“Por eso, admiro tanto a mi mamá, que se aguantó todo eso. Le decía: ‘qué pecado tu hijita tan bonita, en una cancha de fútbol'”, añadió ‘Cata’ y su madre complementó. “En este momento, muchas niñas me dicen que tan rico que la dejó jugar porque a mí no me dejaban y me hubiera gustado hacerlo, en fin, todo eso”, continuó doña Luz Marina Pineda.

Con guayos y canilleras, en lugar de peluches y barbies, y unos hermanos mayores que hablaban de fútbol al desayuno, al almuerzo y a la comida, Catalina Usme vivía pegada a un balón. Jugaba en el colegio y en los potreros. Si no jugaba, veía a su padre jugar. Don Domingo, quien le enseñó, con el ejemplo, a trabajar más que cualquiera si quería hacerse notar.

“Mi papá trabajó toda su vida en Coltejer. A sus 16 años, empezó barriendo; se fue ganando un puesto en su empresa y terminó como supervisor en esa empresa, escalando de a poco”, con orgullo. Más de una vez se ganó un regaño, todo por quedarse jugando hasta tarde. Sus vecinos cuentan que humilló a amigos con gambetas y hasta cazó peleas con otros.

Siempre sacaba a los niños para yo jugar. Le decía a la rectora que me guardara el balón y cuando los niños iban a decirle que se los diera, ella respondía que no porque ‘Cata’ ya lo reservó. El que tiene el balón, tiene el control. Ellos podían estar en la cancha, pero no tenían con qué jugar. Ellos se adaptaron a mí y no yo a ellos”, expresó sobre sus inicios.

Su mamá no se guardó ni solo elogio para su hija: “Le decía que no había fútbol femenino en Colombia, pero ella decía sí, entonces la dejaba. Ahora, Catalina ha sido muy disciplina, juiciosa, entregada y constante”. Pero para esta mujer zurda y habilidosa, el fútbol era más que un pasatiempo. Quería ser profesional, pero, en esa época, no existía para mujeres.

“La época que vivimos fue mucho más atropellada, en muchos sentidos, por el machismo, por como cada una surgía con sus diferentes inconvenientes. Y está la generación de ahora, que le ha tocado delicioso. Cuándo pensamos que esto iba a llegar a este nivel, jamás. Casi 25 años que llevo viviendo de esto. Nos propusimos construir y lo logramos”, enfatizó.

Pero no fue lo único. “Esto no fue fácil y tampoco fue todo nuestro. Antes de nuestra generación, hubo muchas jugadoras que también lo dieron todo y lucharon. De hecho, desde hace más de 50 años existen selecciones para mujeres. Ahora, a principio de este siglo fue que tomó fuerza y Colombia llegó un poco tarde”, y de paso aprovechó para hablar de un tema.

Sobre quienes piensan que el fútbol femenino es inferior que el masculino, dijo: “los invito a que se revisen. Físicamente y muscularmente, tenemos todas las diferencias del mundo, pero jamás nos hemos sentido inferiores. Hemos construido el camino a nustro ritmo y ahí vamos”. El primer partido femenino en Colombia fue recién en 2017, con obstáculos.

“A los 11 años, me inscribieron a jugar Pony Fútbol. Estaba ilusionada porque, a pesar de que éramos niños y niñas, de mi parte, me sentía parte de ellos. Nunca pensé que mandar una planilla con una niña inscrita iba a generar polémica. Eso lo devolvieron y dijeron que había un error que porque habían inscrito a una niña, entonces eso causó revuelo”, recordó.

“En ese momento, mis entrenadores me defendieron y dijeron: ‘espérate, no hay ningún error, qué hay de malo’. Decían, es que es una niña, ella no puede participar, y lo único que respondíamos era que por qué, no nos cabía en la cabeza, en el momento“, afirmó. A pesar de esos obstáculos, se dio cuenta de que tenía una capacidad de esfuerzo inagotable.

No se dio por vencida. Durante toda su adolescencia, viajó en bus, desde Marinilla hasta Medellín, por varios días, con dos horas de ida y dos de vuelta, para poder entrenar con el equipo femenino Formas Íntimas. “Hubo un punto que dije que no quería más, que este tren de vida no me gustaba y la respuesta de mi mamá fue la mejor porque me mantuvo“, contó.

“Ella respondió: ‘mija, es que usted pensaba que lograr lo que usted quería en la vida iba a ser fácil, que le iba a caer del cielo. Si es lo que usted quiere, esto es lo que debe seguir haciendo, luchando. En caso de que no, pues listo, lárguese’. Me acosté llorando, con rabia, y al otro día, me levanté otra vez, fui a estudiar, a entrenar y seguir”, reveló Catalina Usme.

Y ahí no terminaron los esfuerzos para la ‘niña maravilla’ del fútbol femenino. Tras terminar y graduarse del colegio, se fue a vivir a Medellín, donde entrenaba y estudiaba para ser profesional en deporte y donde no solo tenía un trabajo, sino dos y, por eso, dice que se cansa de solo recordarlo, ya que fueron momentos duros, de mucha dedicación y sacrificios.

Yo ni dormía, fui mesera, hacía inventarios en los almacenes de cadena y eso era en las noches, entonces trabajaba toda la noche, iba y dormía un poquito, me levantaba otra vez a darle, a estudiar, después a entrenar y demás”, sin duda no fue nada fácil. Ahora, nadie entendía para qué tanto trabajo y trasnoche porque incluso ya jugaba con la Selección Colombia.

Lo que pasa es que el fútbol no le daba para los dulces. “Por jugar en Formas Íntimas, no nos pagaban (risas)”. De hecho, la plata que ganaba en sus otros trabajos, le alcanzaba apenas para sobrevivir. Estaba en los rines y, como si fuera poco, sufrió un par de lesiones en la rodilla que casi la sacan de las canchas para siempre y no tenía un seguro médico ni nada.

Por fortuna, en la segunda lesión, apareció un cirujano que la operó gratis, solo por amor al arte o, en este caso, por amor al fútbol. “Tenía que pagar el injerto y el anestesiólogo. Cuando llego, en la recepción me dicen que debo pagar un total de cinco millones de pesos, entonces llamé al doctor y sale furioso, dice que cómo así y pagó con su tarjeta”, recuerda.

“Al final, yo, todos los días, me sentía responsable de tener que conseguir ese dinero. A punta de empanadas, recogimos la plata y le pudimos pagar al doctor, a quien le agradezco demasiado”, sentenció Catalina Usme. Finalmente, se recuperó de la lesión en tiempo récord y pudo disputar su primer Mundial, siendo capitana, goleadora, referente y todo.

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Es una mujer berraca que ha demostrado que los sueños, por absurdos que parezcan, se pueden cumplir. “Cuando crean la Liga de fútbol profesional colombiana fue como, bueno, toma tu premio a tanta lucha”, sentenció. Catalina Usme ganó la Liga dos veces con América de Cali y es la goleadora histórica del torneo, pero ella es más que eso.

Sin duda, ‘Cata’ se convirtió en una líder entre las más veteranas y un ejemplo para las más jóvenes. Es la memoria viva de todo lo que tuvieron que atravesar las futbolistas colombianas para tener un campeonato medianamente digno. Por eso, incluso se atreve a aconsejar a quienes la siguen, admiran y sueñan con ser como ella, una guerra de este deporte.

“Siempre les digo que no, que no deben ser como yo, sino mejor. Porque ellos van a tener otras posibilidades a las que nosotros tuvimos, así que siempre las invito a que lo den todo, luchen y crezcan“, puntualizó Catalina Usme. Y es que el fútbol no es un deporte exclusivo para machos, pero sí puede ser para muchas. Con goles, se van abriendo el camino.

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