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Escrito por:  Sebastian Alfonso
Subeditor     Sep 26, 2025 - 3:35 pm

La llegada de nuevas empresas dedicadas a la venta de vehículos comerciales 100 % eléctricos está cambiando la manera en que se mueven y operan compañías grandes, medianas y pequeñas en el país. Lo que antes parecía una apuesta lejana hoy se convierte en una alternativa real para reducir costos, mejorar la eficiencia y disminuir la huella ambiental.

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La transición ocurre en un momento en el que las metas de descarbonización, la presión sobre los costos logísticos y la necesidad de cumplir con criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) empujan al sector hacia modelos más sostenibles. 

Estas soluciones no solo incluyen los vehículos, sino también infraestructura de carga, ‘software’ de gestión de flotas, mantenimiento optimizado y esquemas de financiamiento estructurado, lo que permite a los empresarios adoptar la tecnología con bajo riesgo técnico.

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¿Cuánto se puede ahorrar con vehículos eléctricos?

Los resultados económicos ya se hacen evidentes. Mientras operar con diésel puede costar en promedio $ 600 por kilómetro recorrido, y con gasolina cerca de $ 405, los vehículos eléctricos reducen ese gasto a un rango de $ 190 a $ 240, lo que representa un ahorro superior al 50 % en combustible

A esto se suma la disminución de costos de mantenimiento, al eliminar la necesidad de filtros, aceites, embragues y otros elementos propios de los motores a combustión.

El marco regulatorio también ofrece ventajas. Los eléctricos cuentan con IVA reducido del 5 %, cero aranceles de importación, exención de “pico y placa” en varias ciudades y beneficios tributarios, como la posibilidad de deducir hasta el 50 % del valor del vehículo en el impuesto de renta, aplicable desde el primer año y hasta por 15 años.

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El cambio no solo es económico. Según el Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT) y la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), estos vehículos pueden reducir hasta en un 67 % las emisiones de carbono en comparación con los modelos a combustión, considerando todo su ciclo de vida. 

Marcas como Farizon, que recientemente inició operaciones en Colombia, ilustran esta tendencia con un modelo integral que incluye vehículos, infraestructura, soporte técnico y financiero.

La movilidad eléctrica en el transporte productivo ya no es una promesa: se consolida como una estrategia clave para escalar operaciones, ahorrar costos y ganar competitividad en el mercado.

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