A pesar de que su apariencia es similar a la de las gaseosas, su estructura no lo es, por lo que no acarrea un riesgo para la salud como los demás productos burbujeantes y azucarados, como aseguró el Huffington Post, pues solo se le adhiere dióxido de carbono presurizado, que crea la efervescencia.

Varias veces también se ha dicho que daña el esmalte dental, pero en un estudio realizado por el Journal of the American Dental Association, citado por el medio, el pH de este líquido no es lo suficientemente bajo como para ocasionar este daño. Eso sí ocurre con las gaseosas tipo colas.

Por otro lado, se dice que reduce la asimilación de calcio y puede ayudar a desarrollar osteoporosis, pero esto es un problema que está directamente relacionado con el consumo de bebidas colas. Varios estudios han encontrado falsas estas teorías.

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Además, muchos asumieron que al ser un producto tipo gaseoso no podría hidratar tanto como el agua en estado natural, pero esta es otra mentira, el medio también corroboró que hidrata igual que la normal y que su consumo es, por supuesto, menos dañino que el de gaseosas azucaradas.

En el único momento en el que no recomiendan el consumo de agua con gas es cuando la persona está entrenando, pues la actividad física y la carbonatación provocan gases que generan hinchazón y malestar general.