
Lunsford Richardson pasó a la historia como uno de los inventores más influyentes en el ámbito de la medicina familiar, aunque su camino no comenzó en los laboratorios, sino en las aulas. Nacido en Carolina del Norte, se formó como profesor de latín y dedicó sus primeros años a la enseñanza.
Sin embargo, en 1880 tomó una decisión que cambiaría el rumbo de su vida: dejó la docencia para unirse a su cuñado, el doctor Joshua Vick, en la preparación y distribución de medicamentos.
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¿Quién fue el creador del Vick VapoRub?
Ese paso marcaría el inicio de una carrera en la que combinaría disciplina académica, curiosidad científica y un genuino deseo de ayudar a las familias en sus problemas de salud cotidianos. Con esfuerzo y dedicación, Richardson desarrolló más de veinte remedios bajo la marca “Vick’s Family Remedies”. Entre sus primeras creaciones se encontraban pastillas para la tos, jarabes contra la gripe y hasta preparados para aliviar dolencias hepáticas.




Sin embargo, ninguno de estos productos alcanzó la trascendencia del que años más tarde se convertiría en un símbolo mundial: el Vicks VapoRub.
La idea surgió a partir de una experiencia personal. Su hijo Smith padeció un cuadro severo de crup, una afección respiratoria común en los niños, caracterizada por tos intensa y dificultad para respirar.
En medio de la preocupación, Richardson notó que los vapores mentolados producían un alivio notable en los síntomas. Aquella observación despertó en él la inquietud de crear un ungüento que combinara sustancias calmantes y descongestionantes capaces de actuar a través de la inhalación.
Luego de múltiples experimentos, recurrió a ingredientes mentolados procedentes de Japón y los combinó con aceites y compuestos que favorecían la penetración en las vías respiratorias. Así nació el “Vicks Croup and Pneumonia Salve”, que en 1911 fue rebautizado con el nombre que lo haría inmortal: Vicks VapoRub.
Los primeros años de comercialización estuvieron acompañados de estrategias publicitarias novedosas para la época. Richardson entendía la importancia de acercar el producto a las familias, por lo que apostó por cupones en periódicos, promociones por correo y demostraciones que destacaban la rapidez del alivio. El ungüento comenzó a ganar popularidad en varias ciudades de Estados Unidos, aunque todavía estaba lejos de convertirse en un fenómeno mundial.
La gran oportunidad llegó en 1918, cuando la pandemia de gripe española azotó al planeta, cobrando millones de vidas. En medio de la crisis, el Vicks VapoRub se convirtió en un aliado para millones de personas que buscaban aliviar los síntomas respiratorios.
La demanda fue tan alta que las ventas de la compañía se triplicaron en un solo año, pasando de 900.000 dólares a 2.9 millones. Las fábricas trabajaban día y noche para responder a las necesidades del mercado, consolidando así el lugar del ungüento en los botiquines familiares.
¿De qué murió el dueño de Vicks VapoRub?
Paradójicamente, Richardson no pudo disfrutar por mucho tiempo del éxito de su creación. En 1919, apenas un año después de la pandemia, falleció en Greensboro, Carolina del Norte, víctima de una neumonía. Tenía 58 años y dejaba un legado que se extendería mucho más allá de su vida.
Más allá de su aporte científico, la comunidad lo recordó como un hombre generoso, de fe profunda y siempre dispuesto a ayudar. Fue conocido por apoyar proyectos sociales y realizar donaciones a hospitales, especialmente destinados a las poblaciones más vulnerables. Su compromiso con el bienestar ajeno trascendió incluso el ámbito de la medicina.
Hoy, sus restos reposan en el cementerio Green Hill de Greensboro, donde una placa conmemorativa recuerda a Lunsford Richardson como el inventor del ungüento que transformó la forma en que las familias cuidan sus vías respiratorias.
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