Los comportamientos de los perros son parte de una realidad que para muchos se convierte en un auténtico misterio, por lo que una actitud resulta más que interesante ahora que sale a flote.
Las despedidas no son fáciles para nadie y ese es el caso de las mascotas, por lo que expertos ponen en evidencia cómo son los gestos que indican que estos animales le dicen adiós, a su modo, a una persona querida.
¿Cómo se comporta un perro durante una despedida?
Cuando un perro parece ‘despedirse’ de su persona, no utiliza palabras, sino una serie de señales corporales que comunican que la interacción se está cerrando. Según el portal especializado SuperManada, los canes emplean lo que se denomina “señales de calma o de corte” para indicar que el momento elegido para separarse ha llegado.
Entre las conductas más frecuentes está la de girar la cabeza o apartar la mirada cuando el humano se dispone a marcharse; también pueden bostezar sin estar somnolientos, lamerse los labios de forma rápida, olfatear el suelo como distracción o sacudirse el cuerpo como si acabara de mojársele el pelaje.
Asimismo, la revista especializada en etología canina señala que estos gestos funcionan como mecanismos de pacificación social, paralizando tensiones y evitando conflictos innecesarios.
Es importante tener presente que estas señales no siempre son fáciles de notar para quienes conviven con el perro, ya que suelen ser sutiles y breves. Pero si se presta atención se observa que el can baja el tono de su cuerpo, apoya las patas posteriores, el movimiento de la cola es más lento o incluso detiene el jugueteo justo cuando el humano se levanta para salir.
Estos comportamientos reflejan que el perro es consciente del cambio de estado y responde al momento con calma más que con ansiedad. Según SuperManada, reconocer esos momentos de cierre de interacción es clave para respetar el bienestar emocional del perro y reforzar la relación.
¿Cómo consolar a un perro cuando se queda solo en casa?
Cuando un perro se queda solo en casa, lo primero es ayudarle a sentirse seguro y tranquilo ante la ausencia. Según especialistas de la RSPCA, se recomienda asegurarse de que el animal tenga acceso a juguetes ‘especiales’, como un ‘kong’ relleno de premios, justo en el momento de la partida, favoreciendo una asociación positiva a estar solo.
Además, investigar comportamientos desde la web de Purina revela que minimizar el episodio de salida y no dramatizar la despedida ayuda a evitar que el perro anticipe ansiedad al reconocer los gestos previos a la ausencia.
Es vital entrenar al perro poco a poco para que tolerar quedarse solo sea algo habitual: practicar salidas breves, ir aumentando progresivamente el tiempo sin presencia, entrenando también la calma mientras aún estás en casa.
También conviene dejar sonidos que hagan compañía, como la radio o la televisión en un volumen bajo, lo que según la Blue Cross brinda una sensación de ambiente y presencia humana que puede tranquilizar al perro.
Complementariamente, quienes han investigado el comportamiento canino recomiendan que antes de salir se asegure de que el perro haya hecho suficiente ejercicio físico y mental, pues así agotado estará más proclive a descansar y menos atento a la separación.
En caso de que pese a estas medidas el perro muestre signos evidentes de angustia, destrucción o vocalización excesiva, se sugiere consultar a un veterinario o especialista en comportamiento animal ya que podría tratarse de ansiedad por separación.
¿Cuánto tiempo se puede dejar a un perro solo?
La cantidad de tiempo que se puede dejar solo a un perro varía considerablemente según su edad, salud, temperamento y nivel de entrenamiento, pero existen recomendaciones generales que pueden orientar a los dueños.
Por ejemplo, en adultos saludables se sugiere evitar dejarlos solos más de cuatro horas continuas, ya que necesitan oportunidades para hacer ejercicio, ir al baño y recibir algo de atención humana.
En perros jóvenes (como cachorros) e incluso en perros mayores o con necesidades especiales, el tiempo debe ser mucho más breve. Una guía señala que los cachorros menores de seis meses suelen necesitar atención más frecuente y no deberían estar solos por más de una o dos horas sin supervisión.
Algunas fuentes sugieren que, en circunstancias muy favorables, cuando el perro está bien entrenado, tiene ejercicio previo, acceso a agua y estimulación adecuada, un adulto quizá podría tolerar hasta seis u ocho horas solo, pero este sería el límite máximo bajo condiciones muy controladas.
Dejar solo a un perro durante un día entero sin interrupción no es aconsejable: puede derivar en problemas de comportamiento, ansiedad por separación o deterioro en su bienestar.
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