El informe llamado #ChatarraInfluencer mostró cómo las corporaciones de comida chatarra utilizan a los ‘influencers’ para promover el consumo de productos no saludables y ofreció datos sobre la venta en redes sociales de productos ultraprocesados a la población consumidora más vulnerable.

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“La industria de la comida chatarra ha encontrado una nueva forma de publicidad persuasiva, a través de las y los ‘influencers’ que promocionan comida chatarra y bebidas endulzadas en las redes sociales”, señaló el informe.

Explicó que en estos espacios “sin regulación”, las empresas, agencias de publicidad e ‘influencers’ “violan el principio de autenticidad de la publicidad que establece como derecho tener claro cuándo los consumidores se encuentran expuestos a un acto publicitario.

La asociación civil de protección al consumidor digital Tec-Check y la organización El Poder del Consumidor fueron las que llevaron a cabo la investigación que documenta ocho campañas publicitarias de las marcas Danonino, KFC, Jumex, Kellogg’s, Nestlé, Snickers, Coca-Cola y Bimbo en el periodo de septiembre 2021 a enero 2022.

Precisaron que durante este tiempo se realizó un registro sobre la publicidad de comida chatarra a través de ‘influencers’, principalmente en las redes sociales Instagram y parcialmente en TikTok y Facebook, en donde se revisaron mensajes, etiquetas y modos de operación de las campañas.

Entre los hallazgos se pudo identificar, como un ejemplo grave, “la aparición de ‘influencers’ infantiles que se dirigen a sus pares ofreciéndoles productos de baja calidad nutricional”.

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En el estudio se destaca también el uso de figuras con cierto rol dentro de las familias, como el de las madres, que aparecen como imagen recurrente en la publicidad de comida chatarra. Asimismo, la industria hace uso de personalidades en el ámbito de videojuegos o deportes.

Señalaron que, en esta estrategia de mercado, los “‘influencers’ juegan un rol primordial debido a que gozan de confianza y admiración por parte de sus seguidores, especialmente niños, construyen una relación cercana con su audiencia al compartir periódicamente su vida personal, opiniones y experiencias”, apuntó el reporte.

Es publicidad engañosa

“Difícilmente se puede identificar que lo que se comparte en sus redes se trata de publicidad. Las empresas pagan para que se generen opiniones favorables sobre sus productos y se reproduzcan de la manera más natural posible”, precisaron.

También indicaron que “esta estrategia de marketing ha logrado sobrepasar el control de los padres y las reglas asignadas a los medios tradicionales para dirigirse de forma directa a su grupo objetivo: la población consumidora más vulnerable”.

A la par de la publicación de la investigación se lanzó también el Observatorio Ciudadano de Publicidad Engañosa de Influencers, una plataforma desarrollada por los autores del estudio para documentar campañas de publicidad engañosa e impulsar una discusión pública sobre la responsabilidad de los ‘influencers’ y empresas.

En el informe se recordó que a finales de abril de 2022 acudieron al Senado mexicano donde entregaron más de 41.000 firmas que logró su petición en la plataforma Change.org para la creación de una “Ley Influencer” que regule la publicidad digital en redes sociales.

La Ley Influencer tiene como objetivo regular a los creadores de contenido, agencias de mercadotecnia y marcas para que promuevan de manera correcta productos y servicios en plataformas digitales, es decir, busca evitar la publicidad engañosa.