“La vacuna no me inspiraba confianza, pero lamentablemente hay que hacerla porque de todos modos es lo único que nos puede ayudar en este momento de la pandemia“, reconoció a AFP el paciente, de 41 años, en la sala donde recibe tratamiento.

“Después de esta difícil experiencia que por fin he superado, me voy a vacunar”, prometió el hombre.

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En el hospital ICC Casalpalocco de Roma, de los 19 pacientes en cuidados intensivos, 17 no se habían vacunado, explicó el profesor Roberto Mezzanotte, director de la entidad. (Vea tambiénOMS recomienda tercera dosis de vacuna contra COVID-19, pero solo para algunas personas).

“Entre el 90 % y el 95% de nuestros pacientes que se encuentran en la unidad de cuidados intensivos no se han vacunado“, los demás recibieron una sola dosis o presentan patologías por la edad avanzada, subraya el médico.

“Es el grupo que corre mayor riesgo, porque la condición empeora más fácilmente y necesitan ser intubados y recibir respiración asistida”, agregó.

Otro paciente, Salvatore, de 55 años, contó que aplazó en varias ocasiones la cita para vacunarse por falta de tiempo y terminó por enfermarse gravemente de COVID-19.

“En pocas horas, de la persona llena de vitalidad que era me convertí en un saco vacío, sin fuerza“, cuenta, con la mascarilla de oxígeno mientras con el dedo controla el oxímetro.

La situación de Salvatore es paradójica, ya que nutre poca simpatía por los llamados “no vax”, contrarios a la vacuna, los cuales salieron a protestar el fin de semana por el centro de Roma, asaltaron la sede de la mayor confederación sindical, CGIL y agredieron al personal de urgencias de un hospital.

Para incentivar la vacunación, el gobierno de Italia anunció hace un mes, con el apoyo de los partidos de la coalición, la obligación de presentar el pasaporte COVID a partir del 15 de octubre para acceder a los lugares de trabajo.