Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por Frank Hoyos   Oct 25, 2023 - 10:51 am
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Los efectos de la música en el cuerpo humano han sido estudiados por la ciencia hace años, en particular en su capacidad reducir el dolor y el estrés. Un nuevo estudio de investigadores de Canadá muestra que escuchar nuestras canciones favoritas, o que estas sean emocionales o conmovedoras, pueden convertirse analgésicos potentes.

Los poderes hipoalgésico de la música, es decir, su capacidad para reducir el dolor ante un estímulo, han sido estudiados en varios campos, en particular para pacientes con enfermedades crónicas o en escenarios postoperatorios, o para bebés, para aliviar las sensaciones incómodas como la aplicación de vacunas y otros procedimientos.

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Ahora, con este nuevo estudio, los investigadores encontraron que la emoción generada por la música también influye en este proceso.

“Replicamos el hallazgo de que la música favorita de los participantes supera a la música relajante seleccionada por el experimentador en la reducción del malestar por el dolor. A continuación, realizamos un análisis temático de las transcripciones de las entrevistas y obtuvimos cuatro temas relacionados con la experiencia emocional: conmovedor/dulce, calmante/relajante, feliz/alegre y energizante/activador. Encontramos pruebas sugestivas de que la música favorita, conmovedora y agridulce reduce el malestar por el dolor a través de un aumento del agrado musical”, indica el estudio.

¿Cómo se hizo el estudio?

El estudio, publicado en la revista Fronteras de la Investigación sobre el Dolor, incluyó la participación de 63 personas sanas en un laboratorio de la Universidad McGill, en Montral. Allí, a los participantes se les puso un dispositivo que generaba calor en su brazo izquierdo, generando una sensación de calor similar a la de una taza de café caliente al ser presionada contra la piel.

Mientras esto ocurría, los participantes escuchaban sus dos canciones favoritas, música relajante seleccionada para ellos, música al azar o silencio. De esta manera, al tiempo que escuchaban, se les pedía que describieran y calificaran la intensidad y la incomodidad del dolor.

Además, luego de que el ejercicio de escucha culminó, se les pidió a los participantes describir en categorías el tipo de música que habían escuchado, su respuesta emocional y si esta les había producido escalofríos.

“Encontramos una correlación muy fuerte entre lo agradable de la música y lo desagradable del dolor, pero una correlación nula entre lo agradable de la música y la intensidad del dolor, lo que sería un hallazgo improbable si se tratara únicamente de efectos placebo o de expectativas”, contó Darius Valevicius, primer autor de la investigación a The Guardian.

Y agregó: “la diferencia en el efecto sobre la intensidad del dolor implica dos mecanismos: los escalofríos pueden tener un efecto fisiológico de bloqueo sensorial, bloqueando las señales ascendentes del dolor, mientras que lo agradable puede afectar al valor emocional del dolor sin afectar a la sensación, por lo que se produce más a un nivel cognitivo-emocional en el que intervienen áreas cerebrales prefrontales”.

Por su parte, los investigadores apuntan a que aún falta determinar si la música conmovedora tiene el mismo efecto para aquellos que no la incluyen en sus gustos musicales, o si aquellos que la escuchan tiene mayor proclividad a experimentar escalofríos musicales.

Lo cierto es que esta investigación apunta a que para aquellas personas que experimentan dolor, deberían realizar una curaduría para mejorar los efectos analgésicos de la música que escuchan en su día a día.

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