Por: LA CRONICA DEL QUINDIO

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 1, 2025 - 11:10 am
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La reciente jornada de entrega de lentes gratuitos en Armenia, Quindío, constituye una respuesta tangible a la necesidad de mejorar la salud visual entre los sectores más vulnerables de la región. Esta acción no solo representa la distribución de anteojos para quienes lo requieren, sino que también evidencia la importancia de modelos colaborativos que reúnen esfuerzos de actores públicos, sociales y privados. Impulsada por el concejal Álvaro Jiménez Giraldo, junto al líder social Diego Mejía Duque y la Fundación Vista 2020 bajo la dirección del especialista Juan Pablo Hernández de La Oz, la iniciativa contó con el respaldo internacional del Atlanta Latinos Lions Club, organización reconocida por sus campañas sociales de alcance global. Este esfuerzo mancomunado pone de relieve la relevancia de construir alianzas para promover el bienestar colectivo a través de la salud visual, especialmente en contextos de alta vulnerabilidad.

El trasfondo de esta intervención es una problemática de salud pública que se agrava en comunidades rurales y marginadas. Datos del Instituto Nacional de Salud (INS) indican que en Colombia, más del 30% de las afecciones visuales adultas pueden ser prevenidas o tratadas si se diagnostican oportunamente y se facilita el acceso a lentes correctivos. Sin embargo, regiones como Pijao y Calarcá padecen una notoria escasez de servicios ópticos especializados, lo que dificulta la detección temprana de condiciones como la miopía, hipermetropía o cataratas. La ausencia de soluciones a tiempo puede traducirse en un bajo rendimiento escolar, dificultades laborales y, en definitiva, en una mengua de la calidad de vida comunitaria, perpetuando así ciclos de vulnerabilidad y pobreza.

En este contexto, la presencia y apoyo del Atlanta Latinos Lions Club, rama de la red internacional del Club de Leones con sede en Estados Unidos, ha resultado esencial. Según declaraciones de su presidenta, Cecilia Sánchez Vega, la contribución de la organización no solo ha sido económica, sino también un despliegue de conocimiento y logística global en la realización de campaña sociales. La solidez de estas alianzas internacionales permite responder eficazmente cuando existe un déficit de infraestructura sanitaria, una necesidad destacada por la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), que promueve la cooperación multilateral como un pilar para garantizar el acceso equitativo a la salud visual.

El concejal Álvaro Jiménez Giraldo ha subrayado la necesidad de transformar eventos como este en políticas permanentes mediante una perspectiva de sostenibilidad y replicabilidad. Repetir estas jornadas cada dos años y extenderlas a otras comunidades vulnerables apunta a institucionalizar la intervención; una estrategia respaldada por investigaciones y recomendaciones del Ministerio de Salud colombiano, que subraya la importancia de evaluaciones periódicas para adaptar las prácticas a las necesidades cambiantes del territorio.

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Las consecuencias de esta iniciativa trascienden las mejoras inmediatas en la salud ocular. Estudios del Banco Mundial evidencian que quienes no cuentan con corrección visual adecuada enfrentan obstáculos considerables para vincularse al sistema laboral y educativo, lo que profundiza la pobreza y reduce opciones de desarrollo individual y colectivo. La entrega de lentes, en este sentido, se convierte en un catalizador de inclusión y desarrollo social y económico sostenible.

Dentro de la estrategia, el liderazgo y acompañamiento de figuras sociales como Diego Mejía Duque y Nelly Salazar Mejía son fundamentales. Su papel como referentes comunitarios facilita la articulación entre las organizaciones y la población objetivo, asegurando que los recursos realmente atiendan una demanda sentida y genuina. Esta intermediación social es valorada por la literatura en salud pública y gestión comunitaria, al crear entornos de confianza y participación real, fundamentales para el éxito de cualquier intervención.

Finalmente, es importante resaltar que más allá de la acción puntual, esta jornada ha contribuido a sensibilizar a la opinión pública local sobre la importancia de la salud visual, un aspecto que suele relegarse en la agenda municipal. La organización y el impacto del evento pueden convertirse en referente para otras regiones del país que comparten dificultadas en materia de acceso a la salud ocular. En suma, la entrega gratuita de lentes es solo el punto visible de una estrategia integral que une solidaridad, política pública y sostenibilidad, con la meta última de erradicar la discapacidad visual prevenible y avanzar hacia sociedades más equitativas y con mayor bienestar.

¿Cómo se puede garantizar la continuidad de estas jornadas de salud visual en comunidades vulnerables?

El interés en la sostenibilidad de estas jornadas surge porque, si bien su impacto inmediato es relevante, la necesidad de atención visual en regiones vulnerables es persistente y requiere soluciones a largo plazo. Institucionalizar este tipo de iniciativas, como plantea el concejal Álvaro Jiménez Giraldo, implica integrar estos programas a las políticas de salud pública locales o nacionales, lo que permitiría no solo la periodicidad de las entregas sino también la ampliación del acceso a servicios de diagnóstico y seguimiento para los beneficiarios.

La continuidad depende además de las alianzas estratégicas que se logren consolidar: el apoyo de organizaciones internacionales como el Atlanta Latinos Lions Club es invaluable, pero debe ir acompañado de la formación de capacidades locales, la participación activa de líderes comunitarios y la gestión eficiente de recursos. Mantener la motivación de los actores sociales y garantizar el financiamiento pueden ser retos permanentes, de modo que la articulación y la evaluación constante de resultados son claves para sostener el esfuerzo y su impacto.

¿Qué condiciones oculares son las más frecuentes en zonas rurales y por qué son difíciles de prevenir o tratar?

En el contexto colombiano, la miopía, hipermetropía y las cataratas son señaladas como los principales problemas visuales que afectan tanto a adultos como a niños, según datos del Instituto Nacional de Salud. Estas condiciones, aunque muchas veces prevenibles o manejables con el suministro de lentes adecuados o intervenciones básicas, suelen pasar desapercibidas debido a la falta de servicios ópticos y campañas de diagnóstico temprano en municipios pequeños o zonas rurales, como Pijao y Calarcá.

La dificultad para prevenir o tratar estos problemas radica en múltiples factores: escasez de recursos económicos, lejanía de centros especializados, desconocimiento de la población sobre síntomas iniciales y la baja prioridad que suelen recibir en la agenda pública local. Estas barreras hacen que intervenciones puntuales como la desarrollada en Armenia cobren especial relevancia, aunque evidencian la necesidad de una respuesta estructural y permanente al desafío de salud visual en comunidades vulnerables.

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