Actualmente hay varias personas que piensan en que darse un baño largo y de agua caliente es una de las formas más sencillas para relajarse y esto ha hecho que se pasen por alto algunos efectos no deseados, como enrojecimiento y picor de la cabeza a los pies.

El problema crece cuando la piel seca y sensible se vuelve cada vez más delicada, por lo que los dermatólogos indican que para controlarlo lo primero es regular la temperatura de la ducha.

(Vea también: ¿Cómo recuperar la piel expuesta al sol? 5 sencillos pasos con los que puede lograrlo.)

De acuerdo con Vogue, el dermatólogo neoyorquino Robert Anolik aseguró que estos son los mejores hábitos a la hora del baño para cuidar la piel y mantenerla suave, tersa y brillante, incluso durante el invierno:

  1. ¿Cuál es la temperatura ideal para la ducha?

“Tibia”, dijo el experto. Es decir ligeramente más cálida que nuestra temperatura corporal y se sitúa entre los 37 grados y los 40 grados centígrados. Hay que evitar que el agua ‘queme’ la piel, porque puede poner en peligro la barrera de hidratación de la piel y afectarla.

“La barrera cutánea está formada por proteínas y aceites que impiden que la humedad de la piel se evapore, protegiéndola así de los agentes externos. Es una de nuestras primeras líneas de defensa contra las infecciones y la contaminación”, explicó el doctor.

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2.  ¿Cómo influye la limpieza?

Si está buscando tener una piel sana e hidratada debe adecuar su rutina de limpieza. Lo más importante es que usar un jabón agresivo reseca la piel, eliminando sus aceites naturales y sus bacterias saludables.

3.  ¿Cómo mantener la piel hidratada después de la ducha?

Luego de la ducha es importante secarse a toques, en vez de frotar, para evitar la irritación. Al minuto de hacerlo, Anolik recomienda aplicar crema hidratante.