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La oxidación de una manzana se debe a la presencia de enzimas como el polifenol oxidasa y compuestos fenólicos. Cuando se corta o se expone al aire, el oxígeno reacciona con estos compuestos, desencadenando una serie de reacciones que producen pigmentos oscuros llamados melaninas.
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Esto da lugar al color marrón característico de la oxidación. Este proceso es acelerado por factores como la temperatura y el pH. La oxidación no solo cambia el aspecto de la manzana, sino que también afecta su sabor y textura, convirtiéndola en un proceso no deseado para la fruta fresca.
¿Cómo hacer para que las manzanas no se oxiden?
Para evitar la oxidación de las manzanas, es recomendable almacenarlas en un lugar fresco, oscuro y seco, como la parte baja del refrigerador o en una despensa fresca. Además, es útil envolverlas individualmente en papel o colocarlas en bolsas perforadas para mantenerlas separadas y permitir que circule el aire.
Algunas personas también sumergen las manzanas en una solución de agua con jugo de limón o ácido ascórbico (vitamina C) para retardar la oxidación. Estas prácticas preservan la frescura y calidad de las manzanas por más tiempo. Si desea, consúmala con total seguridad debido a que no tiene nada de malo ni tiene efectos secundarios en su salud.
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¿Qué pasa si pone una manzana en la nevera?
Si coloca una manzana en la nevera, esto ayuda a retardar su proceso de maduración y reducir la velocidad de oxidación. La baja temperatura del refrigerador desacelera las reacciones químicas que causan la maduración y la oxidación de la fruta. Sin embargo, es importante tener en cuenta que almacenarlas durante períodos prolongados afecta su textura y sabor, haciéndolas más harinosas. Por lo tanto, es recomendable consumirlas dentro de un tiempo razonable para disfrutar de su frescura.
*Este artículo fue escrito y curado por periodistas del equipo de Robby Bienestar, con apoyo de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto.
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