El descubrimiento se hizo cuando Katie McBride Newman y sus dos hijos, India y Jack, cenaban en su casa, narra CNN.

El medio dice que una vez terminaron de cenar, India, de 10 años, comenzó a levantar los platos de la mesa cuando su madre, desde la cocina, la oyó gritar: “¡Dios mío!”.

Luego, la niña fue corriendo a donde su madre a decirle que uno de los adornos del árbol la había asustado y comenzó a llorar, publica CNN, que como hecho curioso destaca que coincidencialmente la madre es aficionada a los búhos y varios de los adornos del árbol eran justo eso: búhos artificiales.

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Como cualquier madre, McBride pensó que de pronto la niña se había chuzado la mano con algún ornamento y fue con su hija al árbol, señala CNN; cuando hizo las ramas para un lado por donde le indicó la niña, y como en una película de terror, el búho giró la cabeza hacia ella y se quedó mirándola, impávido.

Mientras que con tranquilidad la madre miraba al ave y pensaba en que era real, su pobre hija huía despavorida hacia su habitación y hecha un mar de lágrimas, recuerda el medio.

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Una vez llegó el esposo de McBride, decidieron dejar las ventanas abiertas por la noche para que el ave saliera por su cuenta pero, al siguiente día, la pareja notó que no se había movido, por lo cual tuvieron que llamar a expertos para que les ayudaran a capturar al animal.

Esos mismos expertos, basados en la delgadez del ave, llegaron a la conclusión de que probablemente llegó a casa dentro del árbol, cuando lo compraron justo después del día de Acción de Gracias. El ave ya fue alimentada, nutrida y dejada en su hábitat natural, que es ese estado, concluye CNN.