Hoy en día, con su personalidad arrolladora captura todo tipo de fotografías en la industria del entretenimiento.

El primer día en el que sostuve una conversación con Mauricio González fue el 12 de agosto de 2021. Demostró humildad e interés por la conversación que íbamos a tener. En un principio, cuando pensé que él sería el personaje del que escribiría, me causó curiosidad saber qué había detrás de sus retratos, qué buscaba transmitir por medio de su trabajo, pero sobre todo, cómo lograba tener suficiente paz mental al fotografiar. Y a partir de los primeros instantes en que intercambiamos mensajes, su energía positiva se transmitió, incluso a través de las pantallas de nuestros teléfonos celulares.

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Desde el momento en que abrió la puerta del pequeño, pero particular apartamento donde vive en la ciudad de Bogotá; pude ver a un hombre de estatura promedio de 1,70 m, con cabello rizado y oscuro que se acomodaba con naturalidad en su frente.

Su rostro tenía una sonrisa que dejaba ver unos dientes blancos y grandes, cubiertos por sus finos labios color rosa pálido, además sus ojos rasgados color marrón poseían un brillo bastante peculiar, que transmitían una curiosidad que pocas miradas tienen.

Enseguida, Mauricio me saludó y me invitó a pasar a su hogar de paredes blancas, cubiertas con algunas de sus mejores fotografías. Y al fondo se podían observar unas notas de papel con escritos a mano, pegadas con bastante precisión sobre los vidrios que separaban el balcón de la habitación.

Cuando tomamos asiento e hice la primera pregunta para dar inicio, Mauricio o ‘Mauro’, como me dijo que le gusta que lo llamen, inició contándome que a eso de los 19 años tenía más de un empleo, pero el más importante era trabajar como asistente de fotografía para Raúl Higuera y Mauricio Vélez, reconocidos fotógrafos en Colombia. Allí descubrió empíricamente el mundo de las imágenes, las luces y los equipos tecnológicos. Este fue un momento que marcó la vida del joven Mauricio González, ya que entendió que sus deseos de independencia y libertad podrían ser parte de su profesión, si trabajaba en el mundo de la fotografía.

Seguidamente, continuó su relato moviendo bastante las manos y diciendo que, desde pequeño siempre estuvo en contra de las reglas institucionales de las universidades y que por esa misma razón tomó la decisión de no graduarse justo antes de culminar sus estudios de Diseño Gráfico, en la Universidad Los Libertadores de Bogotá. Sin miedo alguno al fracaso o a lo que pudiera opinar su familia.

Sus padres, Abel González y Gloria Amparo Arbeláez, me cuentan con bastante orgullo que aunque se divorciaron 14 años atrás, siempre apoyaron a la par las decisiones que Mauricio, como hijo mayor, tomó y afirmaron que fueron las correctas, porque dicha determinación lo guio a la felicidad y al éxito que ha tenido como profesional de los retratos.

“Yo me siento una persona alegre, sonriente, positiva, trabajadora, inquieta, curiosa y creativa. Eso sí, soy muy trabajador, no me gusta quedarme quieto y soy inconformista al 100%, en el buen sentido”.

Ese inconformismo del que tanto me habla con una voz intensa, es el que lo ha llevado tan lejos, al punto de ser uno de los mejores fotógrafos de Colombia según 2 de los modelos del programa La Agencia, de Caracol TV: Leandra García y Luis Carlos Carvajal, quienes Mauricio fotografió hace tiempo. Ellos cuentan que el carisma y alto conocimiento de Mauricio a la hora de hacer ‘clic’ con su cámara y obtener unas excelentes imágenes es gracias a la conexión que él establece con el modelo, con las luces y el propósito de la sesión. En su criterio, ello lo diferencian de los demás fotógrafos con los que estos modelos han trabajado.

Mauricio ha trabajado en grandes programas de la televisión colombiana como Colombia’s Next Top Model, en el año 2019 y seis temporadas de ‘El Desafío’ de Caracol TV, desde el 2015 hasta el 2021. Además, ha retratado portadas para las revistas Cromos y Vea, entre otras. También ha tenido la oportunidad de capturar con su lente a figuras reconocidas del entretenimiento colombiano como Andrea Serna, Margarita Rosa de Francisco y Daniela Álvarez, entre muchas más, a quienes este fotógrafo innato evitar “endiosar” y procura ver como personas del común y corriente.

Luego, el hombre detrás del lente, Mauricio, me confiesa en medio de risas y sonrojos, que en ocasiones se siente ‘hipócrita’ por trabajar en dichas producciones, mencionadas anteriormente, que hacen parte de la industria de la moda, las cuales él describe como efímeras y demandantes. Pero continúa explicando, que la manera en la que equilibra dicha frustración es viajando alrededor del mundo para usar ese tiempo de una manera más valiosa, visibilizando minorías culturales poco conocidas por medio de sus fotografías.

Y es que, por medio de esta profesión, Mauricio, a sus 36 años de edad, ha podido viajar y conocer más de 10 culturas alrededor del mundo. En países como India, Tokio, Tailandia, Irán y Camboya, se ha conmovido al ver que las problemáticas de esos lugares no se asemejan a las suyas. Se ha dedicado a fotografiar esas realidades para visibilizarlas a través de los canales a los que tiene acceso, como una forma de manifestar su inconformidad.

Su relato continúa, y me afirma que el hombre aparentemente feliz que está hablando frente a mí, lucha de manera constante contra su propia mente, a causa de la ansiedad creativa que padece. Mauricio afirma que es tan fuerte en algunos momentos, que no puede dejar de pensar en las mil ideas nuevas que le surgen, y que desde pequeño sus padres también presenciaron dicha inquietud.

Sin embargo, encontró refugio en el Design Thinking, una dinámica que se utiliza para estructurar ideas y proyectos de manera organizada y más fluida. Por esto, anota cada pensamiento que pasa por su cabeza en un papel adhesivo y lo pega en su ventana para poder sacar las cosas de su mente y encontrar la tranquilidad. Mientras lo escucho, veo su dedo índice apuntando hacia la estructura de vidrio que se encontraba a mis espaldas.

Finalmente, Mauricio Gonzáles me comenta que, desde hace 8 años, ha estado emprendiendo con su aplicación FreeloApp, una App que surgió de una necesidad del mismo Mauricio: a lo largo de su carrera, tuvo inquietudes sobre cuánto dinero cobrar por los servicios creativos y de fotografía. En el año 2013, publicó un blog sobre este tema de costos, el cual se viralizó en España, México, Argentina y Chile. 250 mil retratistas leyeron la publicación y posteriormente descargaron la app, que les ha servido para cobrar por sesiones fotográficas y trabajos creativos.

Con orgullo y la preponderante sonrisa que tanto lo caracteriza, Mauricio relata que hoy por hoy FreeloApp cuenta con más de 12,000 usuarios en Latinoamérica y, además de ser única, prontamente se monetizará en el mercado digital. Ello seguramente le ayudará a cumplir su sueño: conseguir la estabilidad económica suficiente como para “disfrutar de su libertad”, que entiende como el derecho de hacer fotografía solo cuando lo desee. De lograrlo, su única preocupación al despertar cada mañana será escoger qué país sigue en la lista de lugares que le faltan por conocer.

Autor: Ivanna Abella Arcila

*Estas notas hacen parte de un acuerdo entre Pulzo y la Universidad de la Sabana para publicar los mejores contenidos de la facultad de Comunicación Social y Periodismo. La responsabilidad de los contenidos aquí publicados es exclusivamente de la Universidad de la Sabana.