El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
La autenticación biométrica se ha posicionado como una de las formas más modernas y eficientes de proteger el acceso a información, gracias a su capacidad para identificar a los usuarios a partir de características únicas del cuerpo, como huellas dactilares, rasgos faciales o patrones oculares. Esta popularidad se debe, en gran parte, a la comodidad y rapidez que ofrece, eliminando la necesidad de recordar contraseñas o códigos. Sin embargo, el auge de esta tecnología ha expuesto a los usuarios a nuevos desafíos relacionados con la seguridad de su información personal y, particularmente, de sus datos biométricos. Según Kaspersky, reconocida empresa de ciberseguridad, alrededor del 37% de los sistemas que almacenan o procesan datos biométricos han sido objeto de intentos de infección con malware, lo cual representa una seria amenaza para la privacidad y protección de los usuarios.
El fenómeno de la suplantación de identidad, especialmente en Colombia, ilustra la gravedad de este riesgo. Datos citados por Kaspersky revelan que el 15% de la población del país ha sido víctima de suplantación de identidad, muchas veces debido a una deficiente gestión y protección de datos personales, entre ellos los biométricos. A diferencia de una contraseña, que puede ser cambiada si se ve comprometida, los datos biométricos no pueden actualizarse o restablecerse, lo que deja a las víctimas expuestas de forma indefinida ante futuros ataques o usos indebidos de su información. Esta situación es aún más delicada cuando se piensa en el acceso a servicios críticos, como la banca digital o los sistemas de salud.
La inteligencia artificial ha elevado la sofisticación de los ataques. Los delincuentes aprovechan estos avances tecnológicos para imitar o replicar de manera convincente los rasgos físicos de los usuarios, logrando así evadir sistemas de autenticación basados en biometría. Esta realidad ha incrementado la desconfianza de muchos usuarios hacia tecnologías de reconocimiento facial o escáneres oculares, ante el temor de que su información sea vulnerada sofisticadamente.
En respuesta, distintos expertos recomiendan estrategias claras para fortalecer la protección de los datos biométricos. Para los usuarios, resulta fundamental revisar cuidadosamente las políticas de privacidad antes de entregar esta información, usar plataformas y dispositivos confiables, activar la autenticación multifactor, mantener actualizados sus sistemas y desconfiar de solicitudes inusuales de datos biométricos. Las organizaciones, por su parte, deben trabajar en limitar la exposición de sus sistemas biométricos, capacitar a su personal y establecer auditorías de seguridad periódicas, entre otras medidas, tal como señala la información de Kaspersky.




El futuro de la autenticación biométrica depende en buena parte de la colaboración entre gobiernos, empresas tecnológicas y entidades de ciberseguridad para establecer normativas y regulaciones más estrictas respecto al uso y almacenamiento de estos datos. Además, la inversión en tecnologías de protección más avanzadas debe ir acompañada de campañas de concienciación orientadas a educar a los usuarios sobre los riesgos inherentes y la responsabilidad que implica el empleo de la biometría. Como concluye María Isabel Manjarrez de Kaspersky, la prioridad no debería ser dejar de usar la biometría, sino garantizar su protección y resguardo de manera adecuada.
¿Qué es la autenticación multifactor y por qué es importante?
La autenticación multifactor, mencionada entre las recomendaciones de seguridad, consiste en requerir al menos dos tipos de credenciales de acceso independientes para verificar la identidad de un usuario. Generalmente combina algo que el usuario sabe (como una contraseña), algo que tiene (como un código enviado al móvil) y algo que es (como datos biométricos). Según la información de Kaspersky, activar esta función añade una capa de protección crítica, porque dificulta el acceso no autorizado a cuentas y sistemas sensibles incluso si una de las credenciales fuera comprometida.
Esta cuestión cobra especial importancia cuando se considera que los datos biométricos, al no poder modificarse, vuelven vulnerable al usuario de forma permanente si llegan a filtrarse. Utilizar la autenticación multifactor significa que, aunque los atacantes consigan una pieza de información, seguirán necesitando verificar otra, lo cual reduce significativamente el riesgo de accesos fraudulentos.
¿Cómo afectan estos riesgos al uso cotidiano de servicios digitales?
La preocupación por la protección de los datos biométricos tiene consecuencias directas sobre cómo los usuarios interactúan diariamente con servicios digitales, como la banca en línea, aplicaciones de salud o incluso sistemas de acceso en dispositivos móviles. El temor a la suplantación de identidad y la creciente sofisticación de los ataques, descritos por Kaspersky, pueden provocar que los usuarios sean más cautelosos o incluso que duden en adoptar nuevas tecnologías biométricas.
Este escenario influye, además, en la confianza hacia las plataformas digitales y la velocidad con la que se masifican tecnologías emergentes. Por eso, tanto usuarios como empresas deben comprometerse activamente con la protección y uso responsable de la biometría, siguiendo las mejores prácticas recomendadas e impulsando el desarrollo de tecnologías más seguras.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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