La intrusión, hace 2 años, desembocó en la publicación de imágenes íntimas de Jeff Bezos.

En un comunicado, Agnès Callamard, relatora de ejecuciones extrajudiciales de la ONU, y David Kaye, su par sobre la libertad de expresión, consideraron que “el presunto pirateo del teléfono de Bezos y de otras personas exige una investigación inmediata por parte de las autoridades estadounidenses y de otras también competentes”.

Los relatores de la ONU señalan que han recibido informaciones que “sugieren la posible implicación del príncipe heredero en la estrecha vigiliancia sobre (la intimidad de) Bezos, con el objetivo de influir en el enfoque del Washington Post en lo concerniente a la información sobre Arabia Saudita, e incluso intentar reducir al silencio” al periódico.

Calificando estas acusaciones de “absurdas”, la embajada de Arabia Saudita ante Washington también pidió una investigación “para que se arroje toda la luz posible sobre estos hechos”.

– Khashoggi y un divorcio –

Ambos expertos tuvieron acceso a las conclusiones del análisis técnico del iPhone de Bezos, realizado en 2019, que reveló que podría haber sido pirateado el 1 de mayo de 2018 mediante un archivo de video MP4 enviado desde una cuenta utilizada por el príncipe heredero saudita.

Según las conclusiones de este análisis, el príncipe heredero y el patrón de Amazon habían intercambiado sus números de teléfono el mes anterior a la intrusión.

Algunas horas después de haber recibido el video-archivo, fueron extraídos numerosos datos del teléfono de Bezos, según los especialistas, quienes señalaron que esta extracción de información continuó de manera imperceptible durante varios meses.

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El análisis también reveló que los piratas informáticos habrían utilizado un tipo de software espía utilizado en otros casos de intrusión de los sauditas, como ser el ‘malware’ Pegasus-3 del grupo NSO.

Bezos contrató a la empresa Gavin de Becker & Associates para intentar averiguar cómo los mensajes y fotografías privados llegaron al National Enquirer. La revelación por parte de este tabloide sensacionalista de informaciones sobre un vínculo íntimo del dueño de Amazon lo llevó a divorciarse de su esposa.

En marzo, la compañía ya había señalado a las autoridades sauditas. Pero no identificó al responsable de esta piratería dentro del gobierno de Riad, ni tampoco brindó detalles de cómo había llegado a esta conclusión.

Para los relatores, el presunto pirateo “refuerza las informaciones de un programa de vigilancia dirigido hacia aquellos que son percibidos como opositores y/o con importancia estratégica” a los ojos de Riad.

Estos solicitaron la apertura de una investigación profunda y exhaustiva de los “acusaciones sobre que el príncipe heredero ordenó, fomentó o, al menos, tendría conocimiento de los preparativos” de la operación para asesinar a Jamal Khashoggi.

En diciembre, un tribunal saudita eximió al entorno de Mohamed bin Salmán de cualquier responsabilidad en el asesinato de Khashoggi, un fallo denunciado como una parodia de justicia en todo el mundo, con excepción de Washington.

La CIA, así como la relatora especial de Naciones Unidas, Agnès Callamard, vincularon directamente al príncipe Mohamed bin Salmán con este asesinato, lo que el reino niega con vehemencia.