Hace pocos días, Elon Musk publicó un tuit especialmente sugestivo y de connotación sexual sobre un proyecto de Jeff Bezos de desarrollar un artefacto de alunizaje para la Nasa, que finalmente se llevó SpaceX, la división espacial del propio Musk, también jefe de Tesla.

“Es más que una batalla por el espacio” comenta Dan Ives, analista para la sociedad Wedbush. “Es una batalla de egos”.

Es “algo personal” entre los dos hombres, que lanzaron sus sociedades espaciales a principios de los años 2000, y están codo a codo en el ranking de las grandes fortunas, como cuando en enero pasado Musk lo desmontó del primer lugar como el más rico del mundo durante algunos días.

Jeff Bezos, de 57 años, y fundador del grupo Blue Origin, es el hombre más rico del mundo, con 202.000 millones de dólares, mientras que Elon Musk, de 48, el excéntrico patrón de Tesla y SpaceX, ocupa la tercera posición, con 167.000 millones de dólares, según Forbes.

La guerra de los satélites de Musk y Bezos

Esta rivalidad, que aviva el interés de la prensa desde hace años, se cristaliza hoy en dos grandes proyectos para desarrollar Internet de banda ancha y los objetos conectados (Internet de las cosas o IoT), y el de los vuelos tripulados al espacio, bajo la forma de misiones o de turismo.

El desarrollo de proyectos espaciales se hace mediante fructíferos contratos públicos propuestos principalmente por la Nasa y por el ejército estadounidense, que suelen subcontratar de manera creciente en el sector privado, lo que permite a estas empresas disponer de presupuestos considerables para desarrollar programas con fines comerciales.

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En este aspecto, Elon Musk lleva hoy una clara ventaja.

SpaceX, con su red Starlink, ha puesto en órbita con su propia lanzadera a centenares de satélites, mientras que Jeff Bezos, que prevé invertir 10.000 millones de dólares en su constelación satelital Kuiper, no ha lanzado aún ningún satélite tras haber sufrido retrasos en el desarrollo de su primer cohete.

Musk también ha logrado una ventaja sicológica sobre Bezos en el terreno de éste, la nube.

La división Azure de Microsoft, especialista de la informática a distancia, se alió a fines de 2020 con SpaceX en un proyecto de 10.000 millones de dólares, tras una licitación del Pentágono ganada por Azure contra Amazon, el gigante fundado por Jeff Bezos.

SpaceX “ha adquirido un cierto grado de confianza con la Nasa”, constata Xavier Pasco, director para la Fundación de la investigación estratégica.

Así, la sociedad espacial de Elon Musk garantiza el suministro regular de la Estación espacial internacional (ISS) desde 2012, y lleva hacia ella a astronautas de la Nasa y de otras agencias, en los pasados días por última vez.

Bezos quiere colonizar el espacio y se burla de Musk por querer ir a Marte

“El simple hecho (de que SpaceX) sea certificado para enviar astronautas es una etapa muy importante” asegura Pasco.

“Blue Origin (la empresa de transporte aeroespacial fundada por Bezos) no tiene esa confianza, ya que no es operativa” prosigue el experto. Ello ha enfurecido a Bezos, obligado a cuestionar ante la justicia varios de esos mercados públicos.

En efecto, el jefe de Amazon vive obsesionado con este proyecto espacial, y sueña con colonizar el espacio, mientras se burla del sueño de Elon Musk de querer colonizar Marte.

“Les digo a mis amigos que quieren colonizar Marte que vayan antes a pasar un año a la cumbre del Everest y me digan cómo se sienten, porque (el Everest) es un paraíso al lado de Marte”, afirmó en una conferencia en 2019, sin citar a Musk.

Batalla de los egos y financiera

“Bezos y Musk saben que el ganador de la próxima batalla espacial será coronado de aquí a uno o dos años” subraya Dan Ives. Y los réditos  financieros de este enorme mercado empezarán realmente dentro de 15 a 20 años, y podrían representar varios cientos de miles de millones de dólares, explica.