Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 11, 2025 - 6:12 am
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La inteligencia artificial (IA) se presenta como una de las tecnologías más disruptivas de la actualidad, marcando hitos sin precedentes en su adopción y crecimiento. Un ejemplo claro es el caso de ChatGPT, que superó el millón de usuarios en tan solo cinco días, superando a plataformas emblemáticas como Facebook y Netflix. Sin embargo, el auge de la IA también plantea importantes interrogantes sobre su impacto ambiental, especialmente debido al alto consumo energético y de recursos hídricos asociado a su funcionamiento. Este dilema cobra relevancia en países como Colombia, donde un 68% de la producción eléctrica depende de centrales hidroeléctricas, resaltando la compleja relación entre digitalización y uso de recursos naturales, según datos citados en la fuente original.

Frente a esta paradoja, organizaciones como Schneider Electric y Vertiv han asumido un papel protagonista. Schneider Electric, con una sólida trayectoria desde 1836 y operaciones en Colombia, enfoca sus esfuerzos en integrar la inteligencia artificial en sistemas de automatización y gestión de energía, tanto en el sector industrial como residenciales, priorizando áreas de elevado consumo como los centros de datos. Una visita reciente a la planta de Funza evidenció cómo la empresa utiliza la IA para prever la demanda energética y optimizar el consumo en tiempo real, contribuyendo así a la reducción de recursos utilizados.

Por otra parte, reportes de la Agencia Internacional de Energía (AIE) confirman que la IA es capaz de reducir entre un 10% y un 15% la demanda eléctrica en redes inteligentes. Esta eficiencia se logra aplicando algoritmos avanzados que gestionan mejor los picos de demanda, ajustan el uso de energías renovables y optimizan la refrigeración de centros de datos, una de las principales fuentes de consumo energético según el Informe AIE 2024. Vertiv ha enfocado su innovación en la administración de infraestructuras críticas para data centers, aplicando IA para prevenir fallos y modular el uso de energía según el tráfico de información, optimizando recursos y reduciendo emisiones de carbono.

Según análisis de BloombergNEF, la adopción masiva de IA en la gestión energética podría evitar la emisión de unos 200 millones de toneladas de dióxido de carbono al año a nivel global para el año 2030, lo que resalta el potencial transformador de esta tecnología para la sostenibilidad ambiental y empresarial. Los avances reflejados en revistas académicas como "Nature Energy" sugieren que la incorporación de IA facilita una integración más amplia de energías renovables en los sistemas eléctricos.

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En este contexto, la aplicación de la inteligencia artificial no solo tiene implicaciones técnicas o ambientales, sino también sociales y económicas. En regiones como Colombia, donde los sistemas energéticos dependen fuertemente de recursos naturales, la eficiencia potenciada por la IA puede fortalecer la resiliencia ante fenómenos climáticos extremos y disminuir los riesgos relacionados con el cambio climático, según información del Ministerio de Minas y Energía de Colombia. Ello permitiría, además, reducir los costos operativos tanto para empresas como para hogares, apoyando el desarrollo tecnológico sin sacrificar la sostenibilidad de los recursos.

En conclusión, si bien la IA impone desafíos significativos en términos de consumo energético y huella ambiental, su capacidad para transformar la gestión energética apunta a un horizonte donde la innovación y la responsabilidad ambiental converjan para configurar un futuro más eficiente y sostenible.

¿Qué consecuencias implica el uso masivo de IA en países con dependencia hidroeléctrica?
Países como Colombia, cuyos sistemas eléctricos dependen ampliamente de la energía hidroeléctrica, enfrentan una paradoja frente a la expansión de la inteligencia artificial: por un lado, la infraestructura tecnológica demanda más recursos hídricos y energía; por el otro, la IA podría convertirse en aliada para la eficiencia y sostenibilidad. Esto se traduce en retos asociados a la disponibilidad estacional de agua y la vulnerabilidad ante el cambio climático, que interfiere con la generación hidroeléctrica y, por tanto, aumenta la presión sobre los sistemas energéticos nacionales.
El uso masivo de IA en estos países exige soluciones tecnológicas que minimicen su impacto en los recursos naturales. Las experiencias de empresas como Schneider Electric, que integran IA para gestionar la demanda y optimizar el consumo en tiempo real, ofrecen una vía para reducir la presión sobre recursos hídricos y fortalecer la resiliencia energética ante eventualidades ambientales.

¿Qué es exactamente un centro de datos y por qué consume tanta energía?
Un centro de datos es una instalación especializada que almacena, procesa y distribuye grandes volúmenes de información digital a través de servidores informáticos. Debido a la cantidad de equipos electrónicos que funcionan de manera continua, sus sistemas requieren elevados niveles de energía tanto para el procesamiento de datos como para la refrigeración, ya que el calor generado puede afectar el rendimiento y la seguridad de los mismos.
Este alto consumo energético se debe no solo a la potencia de los sistemas de cómputo, sino también a la infraestructura de climatización para evitar sobrecalentamientos y asegurar la disponibilidad constante del servicio. Por esto, optimizar la gestión energética en centros de datos mediante inteligencia artificial constituye uno de los principales focos de las empresas del sector, buscando alcanzar operaciones más eficientes y sostenibles.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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