Por: El Espectador

El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.

Este artículo fue curado por pulzo   Nov 27, 2025 - 12:41 pm
Visitar sitio

Durante las dos últimas décadas, la paleoantropología ha dado pasos importantes en el conocimiento de la evolución humana a partir de los fósiles hallados en el este de África. Tal como señalan científicos citados por El Espectador, nuevos descubrimientos han convertido al Plioceno medio, hace entre 3 y 4 millones de años, en un periodo donde la coexistencia de distintas especies de homínidos —nuestros ancestros y familiares más cercanos— parece cada vez más probable. Sin embargo, la evidencia no siempre ha sido contundente. Aunque la presencia de Australopithecus afarensis, famosa por fósiles como “Lucy”, se acepta universalmente, existen propuestas de otras especies cuyos restos, a menudo fragmentarios o mal conservados, han complicado los consensos científicos.

Una muestra clara de ese debate se sitúa en Etiopía, en la denominada falla de Afar. Allí, en 2009, un equipo encabezado por el paleoantropólogo Yohannes Haile-Selassie de la Universidad Estatal de Arizona, localizó ocho huesos de un pie que permaneció más de tres millones de años sepultado en sedimentos. Este hallazgo, conocido como el “Pie de Burtele”, fue identificado inicialmente como perteneciente a un homínido, aunque sin poder asociarse con precisión a ninguna especie. El propio equipo, según una investigación publicada en Nature, finalmente logró relacionar este pie con Australopithecus deyiremeda, una especie propuesta en 2015 a partir del análisis de unos dientes hallados en la misma región, aunque en ese momento no fue posible vincular ambos restos de forma concluyente.

El vínculo definitivo entre el pie y A. deyiremeda resultó de un extenso trabajo de campo y nuevos hallazgos. Los científicos, como informa la Universidad Estatal de Arizona, ahora pueden asegurar que el Pie de Burtele representa la confirmación de A. deyiremeda como una especie de homínido distinta a la de Lucy. Este descubrimiento no sólo enriquece el árbol genealógico humano, sino que demuestra nuevamente que la diversidad de nuestros ancestros en esa época era mayor de lo que se había pensado.

Lo más llamativo acerca de este fósil radica en las características de su pie. Mientras Lucy y sus congéneres ya poseían pies adaptados a caminar completamente erguidos, A. deyiremeda conservaba un dedo gordo parcialmente oponible. Esta peculiaridad, propia también de algunos primates actuales, permitía sujetar ramas, lo que evidencia una habilidad mixta: caminar sobre dos pies en tierra firme pero aún moverse entre los árboles usando los pies y las manos. Al analizar la distribución de fuerzas sobre el pie, se deduce además que el impulso principal al caminar recaía sobre el segundo dedo, lo que revela una forma de bipedestación intermedia, no completamente terrestre y no totalmente arbórea.

Lee También

Esta mixtura anatómica y funcional encuentra correlato en la dieta de la especie. Investigadores estudiaron los isótopos de carbono en los dientes fósiles, descubiertos junto al Pie de Burtele, y determinaron que A. deyiremeda basaba su alimentación en hojas y frutos de árboles, es decir, vegetación del tipo C3, más propia de bosques y sotobosque que de sabana abierta. Según el estudio publicado en Nature, esto refuerza la idea de que esta especie compartía con otros homínidos antiguos tanto estrategias dietéticas como adaptaciones morfológicas a hábitats variados.

El paleontólogo Haile-Selassie recalcó la importancia de entender estos hallazgos en el contexto actual. Para él, analizar los ecosistemas antiguos no se reduce a satisfacer la curiosidad de conocer nuestros orígenes, sino a comprender mejor el presente y vislumbrar el futuro, especialmente ante fenómenos como el cambio climático, que ya ocurrió repetidamente en el pasado de humanos y sus ancestros. Aprender de esa época podría ofrecer lecciones cruciales frente a los desafíos actuales.

¿En qué consiste la técnica de análisis de isótopos de carbono en dientes fósiles?

La técnica de análisis de isótopos de carbono, mencionada en el estudio citado por Nature, es clave para interpretar los hábitos alimenticios de especies extintas. Esta metodología permite a los científicos examinar la proporción de distintos isótopos del carbono presentes en el esmalte dental fosilizado, una huella química que depende directamente de los tipos de plantas consumidas.

Las plantas C3, como hojas y frutos de árboles y arbustos, poseen una firma isotópica distinta a la de las plantas C4, típicas de pastos y gramíneas de sabana. Así, la presencia predominante de isótopos de carbono asociados a plantas C3 en los dientes de A. deyiremeda indica que su dieta estuvo compuesta mayoritariamente por vegetación de bosques, proporcionando información valiosa sobre el entorno en que vivió.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

* Pulzo.com se escribe con Z

Lee todas las noticias de tecnología hoy aquí.