Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 25, 2025 - 10:28 pm
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La Industria Militar de Colombia, conocida como Indumil, ha dado un paso clave hacia la autonomía tecnológica con el desarrollo de un fusil de fabricación nacional destinado a reemplazar gradualmente al Galil ACE, de origen israelí, vigente actualmente en el armamento de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional. Este nuevo fusil, elaborado a partir de polímeros de alta resistencia, representa una apuesta estratégica que busca reducir la dependencia colombiana de proveedores externos y avanzar en la consolidación de la soberanía nacional en defensa, como lo han resaltado las autoridades a cargo del proyecto.

El avance de la iniciativa de Indumil se estructura en tres principales etapas. La primera, centrada en la investigación y vigilancia tecnológica, ya fue superada. La segunda fase, orientada al diseño y desarrollo, va en un 75% de cumplimiento y prevé la evaluación de 10 prototipos hacia octubre de 2025. Finalmente, la tercera fase, orientada a ingeniería de procesos y producción masiva, se proyecta para la segunda mitad de 2026. Actualmente, el fusil cuenta con un 65% de componentes en polímeros fabricados localmente, pero la meta es alcanzar una fabricación 100% nacional de cada parte del arma, según precisó el equipo de Indumil.

Desde el punto de vista estratégico y económico, el ministro de Defensa de Colombia, Pedro Sánchez Suárez, subrayó que el fusil colombiano es aproximadamente un 15% más liviano y hasta un 25% menos costoso que el Galil ACE, lo que representa ventajas significativas frente a potenciales mercados internacionales. La diversificación de exportaciones y la dotación con equipo propio fortalece la capacidad de respuesta y la autonomía de las fuerzas nacionales, en concordancia con la política de fortalecimiento de la industria militar colombiana, informó el Ministerio de Defensa Nacional.

Este impulso colombiano por desarrollar su armamento en territorio nacional refleja una tendencia regional, destacada por el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), donde países como Brasil y Chile también han impulsado sus propias industrias de defensa ante las restricciones y complejidades del mercado global de armamentos. A esto se suma el contexto político reciente: tras la suspensión de relaciones comerciales con Israel en 2024, la existencia de una reserva técnica de 8.000 cañones permitirá a Colombia adaptar su transición a un modelo de mayor independencia tecnológica, según comentó el gerente de Indumil, coronel Juan Carlos Mazo.

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En términos técnicos, el nuevo fusil promete ligereza con versiones de diferentes tamaños (8, 13 y 18 pulgadas) y robustez gracias a su diseño modular que mejora la limpieza, el mantenimiento y la resistencia a la corrosión. La integración de riel Picatinny, una característica que permite instalar rápidamente accesorios tácticos, suma modernidad operativa. Además, la innovación en la manufactura mediante polímeros permite fabricar el armazón en apenas una hora cuando en el pasado tomaba alrededor de un mes, optimizando considerablemente la rapidez de la cadena productiva y los costos, mencionó Indumil en su reporte oficial.

No obstante, el éxito de esta apuesta depende de los resultados de las pruebas operacionales previstas para 2025 y de lograr mantener la calidad de los nuevos materiales en el largo plazo. Tal como lo ha advertido la revista especializada Jane’s Defence Weekly, la adopción nacional de armamento propio exige alinearse con estrictos estándares internacionales que aseguren confiabilidad, seguridad y aceptación en mercados extranjeros. Así, este paso representa tanto un hito simbólico como un desafío técnico, económico y geopolítico para Colombia, que aspira a potenciar su sector industrial de defensa y promover la innovación tecnológica como motor de crecimiento y empleo especializado.

¿Por qué es importante la adopción de polímeros de alta resistencia en la fabricación de armamento?
La incorporación de polímeros de alta resistencia en la producción de fusiles tiene un impacto relevante tanto en el peso del producto como en los costos de manufactura. Históricamente, muchos componentes de armas ligeras se fabricaban en metal, un material más costoso y complejo de trabajar. El uso de polímeros locales permite no solo aligerar el armamento, facilitando su transporte y maniobra para los usuarios, sino también simplificar y acelerar los procesos industriales, que ahora pueden completarse en una fracción del tiempo usual, según Indumil. Esta transformación ha comenzado a definir tendencias en la industria militar moderna en varios países, incluido Colombia.

¿Cómo influye la autonomía en la producción de armas en la seguridad nacional de un país?
La capacidad de un Estado para diseñar y fabricar su propio armamento repercute directamente en la robustez de su seguridad nacional. Para Colombia, la autonomía tecnológica permite reducir vulnerabilidades frente a cambios políticos, restricciones internacionales o interrupciones en el suministro. Según SIPRI y reportes del Ministerio de Defensa, esta independencia otorga mayor flexibilidad en la toma de decisiones, asegura la continuidad logística durante crisis diplomáticas y contribuye al desarrollo de capacidad científico-técnica local. Por esta razón, avanzar en la autosuficiencia de defensa se ha vuelto una prioridad estratégica para países insertos en contextos políticos y de seguridad complejos.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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