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Un estudio reciente divulgado en Geophysical Research Letters ha confirmado que partículas de oxígeno originadas en la Tierra alcanzan la superficie lunar y provocan la generación de hematita, un tipo de óxido de hierro cuya formación tradicionalmente depende de la presencia conjunta de agua y oxígeno. Este hallazgo científico reviste importancia porque aporta indicios concretos sobre un proceso prolongado de intercambio de materiales entre la Tierra y su satélite natural, que podría haberse extendido durante más de 4.000 millones de años. La investigación abre la puerta a nuevas perspectivas sobre la evolución química y geológica de la Luna, según los resultados citados por Ziliang Jin, líder de los experimentos de laboratorio fundamentales en esta investigación.
En dichos experimentos, Jin replicó en laboratorio el llamado viento terrestre, una corriente compuesta por iones cargados procedentes de la atmósfera de la Tierra. Al dirigir este flujo hacia minerales con alto contenido de hierro —análogos a los hallados en la superficie lunar—, se observó que la exposición a iones de oxígeno, en conjunto con hidrógeno, lleva al surgimiento de hematita, así como a una conversión parcial a hierro metálico. Este proceso sugiere la existencia de una dinámica cíclica sobre la Luna, con transformaciones químicas que varían según la posición relativa entre la Luna, la Tierra y el Sol.
El antecedente inmediato a este experimento se remonta a 2020, cuando una investigación respaldada por información de la misión india Chandrayaan-1 identificó la presencia de hematita en regiones polares lunares, donde la cantidad de oxígeno es extremadamente baja. En esa ocasión, la aparición del mineral se asoció con la influencia del viento terrestre en los días en que la Luna es protegida del Sol por la sombra de la Tierra. Este mecanismo evidencia la transferencia natural de materia entre la atmósfera terrestre y el regolito lunar, que ha sido definida como la capa de polvo y fragmentos que reviste la corteza de la Luna.
La importancia de este avance es reconocida por la comunidad científica. Shuai Li, experto planetario de la Universidad de Hawái, destaca que estos estudios no solo corroboran teorías existentes sino que también modifican la visión clásica de la Luna, presentándola como un entorno químicamente activo y en constante interacción con la Tierra. El conocimiento adquirido incide directamente en el diseño de nuevas exploraciones lunares, como lo demuestran la reciente llegada de Chandrayaan-3 al polo sur lunar y los preparativos para la misión china Chang’E-7, ambos hitos fundamentales para validar estas evidencias a través de análisis directos.




La comprensión creciente sobre la interacción entre plasmas terrestres y la superficie lunar posee también un valor estratégico y tecnológico. La transferencia de materiales por vías naturales redefine los modelos que explican la formación y la variedad mineralógica de los cuerpos planetarios, y podría influir en las aplicaciones prácticas de la ciencia lunar, orientando desde la planificación de exploraciones hasta la gestión de recursos fundamentales para una eventual presencia humana sostenible en la Luna.
¿Qué es el regolito lunar y por qué es relevante para la exploración espacial? El regolito lunar consiste en una mezcla de partículas finas de polvo y escombros formados por continuos impactos de meteoritos y la acción de la radiación solar sobre la corteza lunar. Su estudio resulta fundamental no solo para entender los procesos químicos y físicos que ocurren en el satélite natural, sino también para anticipar los desafíos tecnológicos y logísticos que representarían futuras misiones y la posible instalación de bases habitadas en la Luna. Comprender la composición y dinámica del regolito permitirá diseñar estrategias eficientes para la extracción de recursos o la protección de equipos y tripulaciones.
¿Cómo influye la transferencia de oxígeno desde la Tierra en la misión de futuras expediciones lunares? El fenómeno de transferencia de oxígeno desde la atmósfera terrestre hacia la superficie de la Luna tiene repercusiones directas sobre la planificación de nuevas exploraciones. La formación de hematita y otros óxidos inducidos por este proceso puede informar sobre la presencia y movilidad de volátiles, que son elementos esenciales para la habitabilidad y la autonomía de futuras misiones. Además, el análisis de los ciclos químicos y de intercambio entre los dos cuerpos ayuda a precisar modelos sobre la evolución lunar, facilitando la identificación de zonas con mayores recursos que podrían aprovecharse en el futuro.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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