En casa, los domingos en la noche, solemos sacar la cena de la manera más sencilla posible: medio sanduchito, una arepita, algo así. Sin embargo, el domingo pasado mi hijo Samuel estaba con el ánimo bajito, así que le dije que le cocinaría uno de mis platos favoritos, y se le abrieron los ojos: espárragos, huevos pochados y queso. Existen muchas maneras -mañas, diría- de pochar los huevos. Acá está mi método más efectivo, que es el tradicional: el agua se debe dejar hervir y se reduce el calor, se le agrega un poquito de vinagre blanco, luego se hace un remolino con un cucharón, el huevo se rompe en una taza con las paredes untadas de vinagre y se vierte en el centro del remolino. En cuanto al queso, lo tradicional es usar parmesano de buena calidad, pero acá otro secreto: estoy fascinado con el queso Flor de Montaña de mis amigos de La Ratonera, es espectacular, ha ganado varios premios internacionales y francamente pienso que reemplaza al mejor de los parmesanos.

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Ingredientes

(Para 2 personas)

12 espárragos verdes pelados

4 huevos

1 chorrito de vinagre blanco

Lascas de queso parmesano o Flor de Montaña de La Ratonera

Sal y pimienta de molino

Aceite de oliva de la mejor calidad posible

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Preparación

Cocine los espárragos en agua hirviendo con sal durante un minuto y luego sumérjalos en agua helada para cortar la cocción. Aparte, en otra olla, ponga agua y el vinagre, deje que rompa el hervor y reduzca a fuego bajo. Con un cucharón forme un remolino en el agua. Rompa un huevo en una taza con la parte interna untada con vinagre blanco, y déjelo caer suavemente en el centro del remolino de agua. Deje cocinar durante cinco minutos (para yema blanda). Seque los espárragos sobre papel absorbente. Para servir, ponga los espárragos en el plato, encima un par de huevos pochados y unas lascas de queso Flor de Montaña de La Ratonera. Vierta un chorrito de aceite de oliva y sazone con sal y pimienta de molino. Acompañe con tajadas de buen pan.