Por lo regular; cuando se acercan las novenas y el 31 de diciembre, todos empezamos una carrera afanada hacia adentro, mirando qué no hicimos, qué nos faltó; agradeciendo y quizás haciendo falsas promesas para el próximo año. No es gratuito que en diciembre (mes con energía Sagitariana y Jupiteriana) la expansión esté presente y también la sobreactuación de nuestras decisiones (compras, regalos, cenas, endeudamientos, excesos, entre otros), sean circunstancias que propicien una pequeña distracción de cierta forma del trabajo interno.

La Luna, arquetípicamente representa la emoción, representa el inconsciente, aquello que no vemos. En la astrología está relacionado con el vínculo materno, la manera cómo me relaciono con el mundo, y específicamente en el tarot, se relaciona con el anhelo, los sueños y el miedo. Dependiendo del signo en donde esté la Luna, podremos analizar la energía a tomar y aprender.

En el signo de géminis, que arquetípicamente es representado por el arcano VI (Los enamorados), esta Luna llena en especial nos está hablando de la relación con nosotros mismos: nuestros anhelos, los sueños que dejamos por la duda e indecisión de amarnos  y apostar a nuestras ideas, a nuestro valor, a nuestros proyectos. Cuando la Luna está llena, lo que pasa con esta información es que se potencializa aún más, porque la luz del Sol la nutre, la ilumina. 

Es en estos días que la energía del universo nos impulsa a ser honestos realmente, a que no mintamos más; a que podamos hacer una mirada retrospectiva y empezar a perdonar lo que hayamos hecho, puesto que resulta necesario reestructurar patrones  y verdades instauradas para así poder empezar a ser más libre.

El 2020 será un año de trabajo, de esfuerzo constante, y de muchos frutos (por Júpiter en Capricornio, tema que les hablaré luego). Algo que nos permite reconciliarnos con esa verdad e identificar de frente los aspectos limitantes que tenemos: ya no hay paso para la procrastinación, ni para aplazar, ni para dejar de planear. Si o si, es como si las turbinas se empezaran a mover y nos montaran en el carro de la vida de la cotidianidad.

En ocasiones la duda nos lleva a avanzar y abrir nuevas puertas, en otras ocasiones nos estanca. Es muy importante que estemos bien atentos a los beneficios y señales que trae la vida, puesto que si bien no es tiempo de procrastinar, tampoco es tiempo de hacer las cosas de manera arrebatada. Es un tiempo de ser compasivos con nosotros mismos. De reconocer nuestro poder y entender que toda estructura que está débil en el exterior, es una estructura débil interna. 

¿Cómo reconocer nuestro poder? Pues bueno., Géminis tiene que ver mucho con la comunicación; así que lo más importante por este tiempo es comprar una agenda, un diario, y empezar a construir  un vínculo con cada corazón. En el diario, la idea es transmutar todas las sensaciones que nos dan: desde amor, miedo, frustración, rabia…. para así irnos liberando.

Aunque nos propongamos como intención querernos en esta Luna llena, la energía de Capricornio que está por allí rondando, nos demandará que lo hagamos con hechos; por ello, no hay un mayor regalo que tener una conversación real con nosotros y preguntarle desde el fondo de nuestro espíritu: ¿Cómo estás?

Quiero que nos demos ese regalo para finalizar la publicación y es que al terminar de leer mis palabras, puedas en una hoja blanca hablarte con honestidad; escribir los puntos que quieres trabajar de ti para el próximo año, y sobre todo que te entregues sin razón en la realización de una carta de amor para ti mismo. 

*Con esta luna llena ya no nos podemos hacer trampa. Vemos de frente si nos queremos o no.  Así que por ello te pido que te abraces y te disfrutes. Guarda tu carta debajo de la almohada. 

Con amor, Igor.

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*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan para nada la posición editorial de Pulzo.