Zulma Guzmán Castro, una empresaria colombiana de 54 años vinculada con un caso de envenenamiento que dejó dos niñas muertas en abril de 2025, se encuentra actualmente bajo custodia británica en un hospital universitario en el sur de Londres. Según El Tiempo, la solicitud de extradición a Colombia está en curso, pese a su situación de salud tras un supuesto intento de quitarse la vida.
El caso en cuestión es macabro y apasionante como para una trama de cine, en la que dos niñas murieron por consumir frambuesas congeladas envenenadas con talio. Dichas frutas fueron enviadas a la casa del economista Juan de Bedout, expareja de Guzmán Castro y también consumidor de las frambuesas mortales. La estrategia de la Fiscalía 100 de la Unidad de Vida, que lidera el caso, es tratarlo como homicidio agravado y tentativa de homicidio, según informó El Tiempo.
“Lo más desconcertante de este caso es que Guzmán tenía pleno conocimiento de las investigaciones en su contra y actuó consecuentemente para eludirlas”, afirmó la fiscal delegada Elsa Cristina Reyes. Según informó El Tiempo, Guzmán se deshizo de cualquier rastro digital, como su presencia en redes sociales, y se contactó con abogados para investigar cómo bloquear sus antecedentes. En su defensa, alega que todo es un montaje, de acuerdo con el rotativo.
Guzmán no permaneció en Colombia tras el crimen, sino emprendió una fuga internacional que la llevó por Argentina, Brasil, España, y finalmente, el Reino Unido. A pesar de haber eludido con éxito la circular roja de Interpol, fue detenida en territorio británico. De ser extraditada y condenada, podría enfrentar entre 40 a 50 años de prisión.
La extradición, sin embargo, sigue muy en el aire, a la espera de evaluaciones de su estado mental. Según Andrés Idárraga, Ministro de Justicia de Colombia, están trabajando muy de cerca con las autoridades británicas para acelerar el proceso.
La mujer, sin embargo, se mantiene en negación, pese a las crecientes pruebas que la señalan como responsable. En Colombia, mientras que la extradición sigue pendiente y el país se enfrenta a su tragedia propia, crecen la frustración y la urgencia por obtener justicia para las niñas y sus familias.
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