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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Ago 26, 2025 - 6:06 am
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El homicidio sicarial ocurrido pasada la 1:00 a.m. frente a la unidad residencial Santa Clara, en el barrio Cuba al sur occidente de Manizales, ha sacudido a la capital risaraldense y vuelve a poner en evidencia la alarmante escalada de violencia que enfrenta la ciudad. En este hecho perdió la vida Dawin Erney Tobón Caro, conocido como alias Orejas, de 20 años, y resultó herido su acompañante Yimmy Alejandro Córdoba López, de 28 años, quien ejerce como conductor de plataformas digitales, según la información difundida en la Nota Original. El ataque, perpetrado por sujetos armados que se movilizaban en motocicleta, evidencia la presencia y el accionar de organizaciones criminales en los entornos urbanos más vulnerables de Manizales.

De acuerdo con el relato recogido por las autoridades y citado por la Nota Original, Tobón Caro salió a cobrar una suma de dinero y, ante la posible peligrosidad, decidió ir acompañado de Córdoba. El regreso se tornó trágico cuando ambos fueron interceptados y atacados con armas calibre 9 milímetros. Tobón recibió varios disparos, principalmente en la cabeza y el pecho, lesiones que le provocaron la muerte en el hospital. Su amigo, aunque también impactado, resultó con heridas menos graves y logró sobrevivir al atentado.

Este caso se suma a una tendencia preocupante registrada en la ciudad. Según estadísticas del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, los homicidios en Manizales han mostrado variaciones inquietantes en los últimos años, especialmente por el accionar de bandas criminales asociadas al microtráfico y el sicariato —una modalidad que consiste en asesinatos por encargo, seguidos habitualmente de disputas entre bandas rivales o venganzas personales—. Dichas dinámicas están directamente vinculadas al narcotráfico y al tráfico ilegal de armas, fenómenos que han encontrado terreno fértil en zonas periféricas desatendidas tanto por políticas sociales como por la intervención estatal (Ministerio de Defensa, 2024; Informe INMLCF 2023).

El impacto trasciende cifras y hechos puntuales. Tal como advierten criminólogos consultados por El Espectador en 2024, el refuerzo de las estructuras delictivas a nivel barrial, la falta de oportunidades laborales y educativas y la normalización del uso de motocicletas para perpetrar ataques han creado un entorno donde la inseguridad y la impunidad tienden a reproducirse. En particular, el uso de motocicletas favorece la rápida huida de los sicarios y dificulta la reacción de la policía, situación que, sumada a la insuficiente eficiencia en la captura de responsables, ha deteriorado la percepción de seguridad en la ciudadanía.

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Las autoridades han intentado responder con mayores patrullajes y vigilancia, como consigna el diario La Patria en su edición de 2025. Sin embargo, la carencia de estrategias de fondo que aborden tanto la prevención como la atención a largo plazo de las causas estructurales de la violencia —pobreza, marginación, falta de acceso a educación y empleo— limita el impacto de estas acciones. Estudios recientes de la Universidad Autónoma de Manizales subrayan la urgencia de políticas públicas integrales, capaces de articular la seguridad ciudadana con una mejora en las condiciones sociales y el fortalecimiento de la cohesión comunitaria (Universidad Autónoma de Manizales, 2024).

La prensa rigurosa, por otra parte, desempeña un papel esencial al visibilizar no solo los hechos inmediatos sino también sus causas, actores y repercusiones a nivel social. El análisis de información proveniente de fuentes oficiales y expertas, así como la utilización de herramientas digitales para mapear actividades delictivas, se perfilan como elementos fundamentales para documentar y entender fenómenos tan complejos como el sicariato (Centro Latinoamericano de Investigación Periodística, 2023).

En conclusión, la muerte violenta de Dawin Tobón Caro —alias Orejas— no puede entenderse solo como un caso policial más, sino como un síntoma de problemáticas estructurales que reclaman atención interdisciplinaria y voluntad institucional. Para Manizales, afrontar la violencia implica una labor sostenida desde la prevención, la justicia y la reconstrucción del tejido social.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Qué estrategias existen para prevenir el sicariato en ciudades medianas como Manizales?

El fenómeno del sicariato ha afectado a muchas ciudades intermedias de Colombia y de América Latina. Su prevención va más allá del despliegue policial e implica la articulación de políticas públicas en áreas clave como educación, acceso a empleo digno y fortalecimiento de la justicia. Según los estudios citados por la Universidad Autónoma de Manizales y reportes recientes del Ministerio de Defensa, abordar las causas estructurales de la violencia, apostando por la inclusión social y la cultura de paz, es esencial para desincentivar la vinculación de jóvenes con bandas criminales.

La prevención también requiere el desarrollo de inteligencia criminal, la inversión en tecnología para el mapeo de redes delictivas y la reducción del tráfico ilegal de armas. Al trabajar simultáneamente en la mejora de oportunidades en barrios vulnerables y en la eficacia de la persecución criminal, se puede disminuir gradualmente la incidencia del sicariato y restaurar la confianza ciudadana.

¿Por qué el uso de motocicletas es tan frecuente en ataques sicariales?

La motocicleta se ha convertido en un recurso estratégico para los grupos criminales que practican el sicariato, como han destacado diversos medios y expertos consultados. Dicha elección responde a la versatilidad y agilidad de estos vehículos, que permiten movilizarse por calles angostas, huir rápidamente de la escena y eludir los controles policiales, especialmente en sectores urbanos densos o periféricos.

Esta modalidad ha incrementado los desafíos para las autoridades, ya que dificulta la identificación y posterior captura de los responsables. Algunas ciudades han implementado medidas como la restricción del parrillero (acompañante) en ciertas áreas y horarios, o el registro obligatorio de motociclistas, buscando así complicar la logística utilizada por los sicarios.

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