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El caso de Samuel Antonio Castaño Cardona, quien recientemente fue sentenciado por un tribunal de Manizales, ha captado la atención pública debido a su reincidencia delictiva y el impacto que sus acciones han tenido en la percepción de seguridad en la ciudad. La juez cuarta del Circuito de Manizales argumentó con firmeza que el acusado no solo tenía una condena previa por hurto dictada en enero de 2024, sino que además enfrentaba una investigación activa por tráfico de estupefacientes. Durante el juicio, la juez enfatizó que no se había cumplido siquiera el período mínimo de dos años antes de que Castaño Cardona volviera a involucrarse en actividades delictivas.
De acuerdo con la información consignada en el fallo judicial, la privación de libertad que Castaño Cardona enfrentó anteriormente no resultó efectiva en términos de rehabilitación. Por estas razones, la juez determinó que el hombre debía ser recluido nuevamente, esta vez para cumplir una pena de dos años y tres meses por el delito de amenazas e intimidación, agravado por el uso de un arma cortopunzante. La referencia a su historial delictivo, sumada a los hechos recientes, reafirmó la necesidad de una sanción privativa de la libertad.
Según la reconstrucción de los hechos, el episodio más reciente se produjo el 19 de junio, cuando Castaño Cardona, armado con un cuchillo, interceptó a un adolescente en el barrio Nevado. Le profirió amenazas explícitas, asegurando que lo apuñalaría "de lado a lado" y que mantuviera precaución, pues si no colaboraba, cumpliría sus amenazas. Esta violenta intimidación estuvo motivada supuestamente por un hurto previo, en el que el acusado habría sustraído objetos de un vehículo propiedad del padre del joven; hecho que llevó a la confrontación y posterior amenaza.
Tras estos acontecimientos, el agresor fue aprehendido y enviado inicialmente a un centro de detención transitorio. En el proceso judicial, reconoció su culpabilidad estableciendo un preacuerdo con la Fiscalía, lo que permitió la reducción de su sentencia. Durante las audiencias, mostró actitudes esperanzadas e incluso manifestó arrepentimiento; sin embargo, al conocer el veredicto, su actitud cambió notablemente, y el tribunal determinó que sus antecedentes no permitían una segunda oportunidad fuera de la prisión.
Finalmente, la controversia sobre su reclusión se extendió a la solicitud presentada por su defensa, que pidió su traslado a un área distinta de los patios 1 y 2 en la Cárcel de Varones de Manizales, alegando serios temores por su integridad física. Estos argumentos reflejaron la preocupación por las condiciones de seguridad dentro del sistema penitenciario, especialmente para internos con antecedentes notorios.
¿Por qué suelen pedir los reclusos ser enviados a patios específicos en las cárceles?
La petición de ser ubicado en ciertos patios dentro de una cárcel no es infrecuente entre quienes deben afrontar una condena. Este tipo de solicitud obedece, principalmente, a cuestiones relacionadas con la seguridad personal, ya que algunos internos consideran que en ciertos pabellones corren más riesgos debido a rivalidades, antecedentes delictivos o problemas previos con otros reclusos. El hacinamiento y la falta de control en algunas áreas penitenciarias hacen que estas preocupaciones sean aún más relevantes para aquellos que, como Samuel Antonio Castaño Cardona, temen represalias o actos de violencia durante su reclusión. Esta situación pone sobre la mesa el desafío estructural del sistema carcelario colombiano, donde la protección de los derechos y la seguridad de la población penitenciaria sigue siendo un tema de debate.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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