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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Abr 11, 2024 - 11:39 am

En el vestíbulo de la Casa de Antioquia en Bogotá lo primero que encuentran los visitantes es una vitrina con algunos libros de célebres autores paisas como Tomás Carrasquilla y Fernando González. En medio de ellos, el más conocido de la autora María Martínez de Nisser (1812-1872): ‘Diario de los sucesos de la revolución en la provincia de Antioquia en los años de 1840-1841’. No hay certeza desde cuándo está ahí, pero el espíritu que entraña este título despertó y se movió por todos los rincones de la mansión situada en la tradicional localidad bogotana de Santa Fe cuando el gobernador antioqueño, Andrés Julián Rendón, llegó a anunciarle al país un referendo.

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En su obra, Martínez de Nisser cuenta lo que pasó entre el 11 de octubre de 1840 hasta el 22 de mayo de 1841 en la provincia de Antioquia durante la guerra civil que se conoció como de los Supremos, que se originó por el choque entre los líderes sociales y políticos de las provincias y el poder central representado en el presidente José Ignacio de Márquez (1837-1841). Esas provincias no querían acatar directrices de gobierno central y se rebelaron. Por eso, el título del libro resultó tan sugerente en el momento en que Rendón anunció su estrategia contra una forma del centralismo actual.

“Queremos informarle al país que comienza el comité promotor del referendo que habrá de darle más autonomía fiscal a las regiones, puntualmente a los departamentos y al Distrito Capital de Colombia”, dijo Rendón en la biblioteca de la Casa de Antioquia, junto a la mayoría de los integrantes de ese comité. “Esto es una señal de cómo las regiones empiezan a tomar la palabra y también, ojalá, el poder para transformar la vida de nuestros ciudadanos y transformar nuestros territorios”.

De ninguna manera se puede hacer un paralelismo entre los dos momentos históricos, el que vivió y narró Martínez de Nisser en la primera mitad del siglo XIX, y que quedó congelado en el libro que escribió, y el actual, cuando las regiones empiezan a buscar independencia y autonomía fiscal con respecto al gobierno central. Pero tampoco se puede soslayar la idea de emancipación en el campo económico que inspira a la iniciativa del referendo.

Pulzo
Pulzo

Eso lo intuyó el gobernador Rendón, que se apresuró a hacer la claridad correspondiente. “Quiero destacar que esto no es, ni más faltaba, un llamado ni a la federalización de Antioquia, que es además una apreciación bastante errónea, pero que es importante aclararla por cuenta precisamente de lo que mucho se dice equivocadamente alrededor de eso, ni tampoco es una llamado a la federalización del país”.

Aunque admitió que lo suyo sí es el federalismo. “A mí, en lo personal, me gusta el federalismo, pero en Colombia ya ha habido suficiente violencia de cuenta de esa discusión”, dijo, quizá aludiendo a conflictos como los que narró Martínez de Nisser. “Aquí estamos apelando a la autonomía fiscal del nivel intermedio de gobierno que escogió Colombia en la Constitución del 91, y que se debe profundizar ese legado descentralizador que nos ha quedado a medias, pero sin vulnerar la unidad que se debe mantener en nuestra Nación y en el ordenamiento institucional de la República”, subrayó.

Además, Rendón y el comité del referendo apelarán a esa forma de participación ciudadana contemplada en la Constitución, para modificar el Artículo 298, que habla de lo que pueden hacer los departamentos y el Distrito Capital. Lo que se busca es que a ese Artículo “se le anexen unas líneas que habrán de permitir únicamente a los departamentos y al Distrito Capital el cobro de los tributos de renta y de patrimonio. Pasaría esto de ser una competencia o una obligación de la Nación a ser algo esencial a la estructura fiscal de los departamentos y del distrito, y con fundamento en eso, poder atender mejor las necesidades de la gente y las exigencias de territorio”, explicó el gobernador.

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En la actualidad, de cada 100 pesos que se proyecta en el presupuesto departamental, cerca de 50 provienen del Sistema General de Participaciones (SGP), es decir, del gobierno central. Y hay casos como Amazonas, donde son 90 de cada 100 pesos. Esta dependencia limita la maniobra territorial y causa riesgos de corrupción. Hoy la Nación recibe algo más de 138 billones de pesos por impuestos directos y solo les retorna a las regiones 77 billones en transferencias (del SGP), lo que deja a los departamentos con múltiples funciones administrativas y sin recursos necesarios para asumirlas con oportunidad y el alcance adecuado.

Para Rendón, si el referendo que propone (que debe recoger dos millones de firmas) tiene éxito, “todos los departamentos y el Distrito ganarían, no solo porque muchos verían duplicar sus ingresos, sino porque esta propuesta conlleva la creación de un fondo de convergencia regional”. Todas esas condiciones hacen muy viable la iniciativa, que además tiene el apoyo político de la mayoría de gobernadores, alcaldes, congresistas y hasta de la academia en el país.

Como es natural, la aprobación de este referendo impactaría de manera directa al Gobierno de Gustavo Petro, pues se vería perjudicado debido a que toda la plata que hoy maneja, o buena parte de ella, se dirigiría a las regiones. El mensaje de Rendón no pudo ser más claro: no hizo el anuncio en Medellín, sino que vino a Bogotá, centro del poder central, a anunciárselo al país en la Casa de Antioquia, a cuya entrada un libro dentro de una urna habla de una ‘revolución’ en la vieja provincia de Antioquia.

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