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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 2, 2025 - 6:20 pm
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La Institución Educativa Adolfo Hoyos Ocampo de Manizales se ha convertido en un referente inspirador en el ámbito de la educación ambiental, gracias a la labor de la docente Lorena Aguilar Sarmiento. Desde el año 2018, en un contexto regional donde los programas de reciclaje aún enfrentan carencias estructurales y presupuestales, esta comunidad educativa ha logrado recolectar cerca de 1.600 kilogramos de residuos reciclables en tres periodos académicos, según el diario La Patria. Lo significativo de este logro radica no solo en la cantidad recaudada, sino en la transformación cultural que ha propiciado al interior de la escuela, demostrando que la ausencia de recursos no es un impedimento para establecer hábitos sostenibles desde temprana edad.

El impulso inicial partió de la sensibilización: Lorena Aguilar Sarmiento inició el proyecto con charlas y campañas de recolección, aun sin "tarros adecuados" para dividir los residuos. Estudios como los presentados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2020) y la Fundación Ellen MacArthur destacan que la educación ambiental es clave para forjar cambios sostenibles en la cultura escolar y comunitaria. Esta experiencia confirma dichos estudios, al evidenciar que la concienciación y participación de estudiantes y docentes puede superar limitaciones materiales.

Un pilar fundamental ha sido la alianza con Reciclarte, una asociación que agrupa a 12 recicladores en Chinchiná. Evelyn Cardona, ingeniera ambiental de Reciclarte, resalta que la remuneración por el material entregado representa una mejora significativa en las condiciones y la dignidad laboral de estos trabajadores. Tal perspectiva encuentra eco en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que sostiene que la integración dignificada de los recicladores contribuye tanto a la inclusión social como al desarrollo sostenible en América Latina.

Que la Institución Educativa Adolfo Hoyos Ocampo sea la única con un programa formal y consolidado en Manizales le otorga un papel de liderazgo dentro del municipio. Datos recientes del Ministerio de Ambiente de Colombia señalan que menos del 10% de los residuos urbanos atraviesan un proceso controlado de reciclaje, lo que magnifica la necesidad de replicar y expandir estos modelos educativos en otras escuelas de la región para hacer frente al creciente volumen de desechos sólidos.

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El proyecto, además de atender a la gestión apropiada de residuos, traza la aspiración de pasar de recipientes improvisados a contar con canecas adecuadas en cada aula. Esta visión, alineada con recomendaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre infraestructuras escolares ecológicas, muestra una apuesta a largo plazo por fomentar una cultura ambiental sólida desde los primeros años escolares.

Más allá del reciclaje, la iniciativa es un llamado a fortalecer valores comunitarios y responsabilidad social. La colaboración entre la escuela y asociaciones como Reciclarte demuestra cómo la articulación de esfuerzos puede generar cambios estructurales y sostenibles en la relación de las comunidades escolares con su entorno. Así, el caso de Manizales se integra a la tendencia global de escuelas que no solo educan, sino que actúan en favor de la sostenibilidad ambiental y la justicia social, un ejemplo relevante en el contexto colombiano y latinoamericano.

¿Cómo pueden otras escuelas implementar programas de reciclaje a pesar de la falta de infraestructura?
Varias instituciones educativas, en especial aquellas ubicadas en zonas con recursos limitados, pueden enfrentar desafíos logísticos al iniciar proyectos de reciclaje, como la ausencia de canecas o contenedores segmentados. El caso de Adolfo Hoyos Ocampo enseña que el inicio puede ser sencillo: basta con campañas de sensibilización y la disposición a separar residuos, aún utilizando recipientes improvisados. Lo esencial es la transformación progresiva de hábitos mediante la educación ambiental y el trabajo en equipo, de manera que la falta inicial de infraestructura no obstaculice el proceso. Con el tiempo, la consolidación de estas prácticas puede facilitar colaboraciones con autoridades o recicladores organizados, lo que permitirá mejorar las condiciones materiales y asegurar la sostenibilidad del programa.

¿Por qué es crucial dignificar el trabajo de los recicladores en la cadena de gestión de residuos?
El reconocimiento y mejora de las condiciones laborales de los recicladores resulta vital para avanzar hacia una gestión de residuos verdaderamente integral. Como lo expone la OIT, estos trabajadores suelen ser invisibilizados o estigmatizados, aunque cumplen una función esencial en la recuperación de materiales y la reducción de la contaminación. Asociaciones como Reciclarte, al recibir una tarifa justa por el material entregado por la comunidad educativa, proporcionan estabilidad económica y social a sus miembros. Dignificar su labor no solo tiene un impacto positivo en sus vidas, sino que fortalece los lazos con la comunidad escolar y contribuye al desarrollo sostenible en toda la región.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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