Deivi Ortiz Díaz es caficultor, durante la feria Expo Eje Café participó en el 9° Concurso Departamental de Calidad de Café y logró que su grano, variedad Castilla y cultivado en la finca El Porvenir, de la vereda Pedregales Altos, de Génova, fuese escogido como el mejor café del Quindío

Deivi trabaja la tierra a diario. Su presente transcurre entre la montaña, en medio de cafetales. Cada día se levanta a las 5 a. m. y media hora más tarde se va a trabajar.

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Dependiendo de la época del año siembra, abona los cultivos, limpia las plantas para que crezcan bonitas o recoge y seca el café. A las 8:30 a. m. vuelve a la casa para tomar el desayuno y luego regresa al cafetal en compañía de su padre con quien trabaja hasta el almuerzo. En la tarde, continúa las tareas pendientes.

Deivi Ortiz nació en Rioblanco, Tolima. Cuando tenía 5 años, se mudó con su familia a Génova, quienes llegaron para cultivar café en el municipio cordillerano. Creció en el campo, sus horas de infancia y adolescencia sucedieron entre el colegio y las tareas de la finca, en las que, junto con sus 2 hermanos, ayudaba a sus padres.

Tiene 23 años. Estudió la mitad de sexto de bachillerato momento en el que decidió volverse caficultor. “Como no vi muchas oportunidades en la ciudad y noté que muchos que hacían una carrera estaban sin hacer nada, a los 14 años me dije que me iba a dedicar a esto. Desde esa edad estoy en este proceso, así supuse que cuando tuviera más años iba a tener más experiencia”.

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La familia paterna de Deivi Ortiz es cafetera. “Mis abuelos han sido cafeteros, mi padre también, entonces yo quise seguir con esta labor para no dejarla terminar. Yo empecé cultivando pedacitos y ahora voy por 5.000 palos. Yo mismo les hago todo, la verdad no me gusta que los trabajadores hagan lo mío. Ahora me compré un lote y estoy limpiando el cafecito”.

Para Deivi Ortiz, la labor de cultivo de café es fácil y todos la conocen. Su éxito con el café que produce se lo atribuye a la suerte y a Dios. “Es como suerte que tiene uno para los cultivos, suerte que le da a uno mi Diosito. El cuidado con el café es necesario. Mantenerlo limpio, bien abonado y fumigado es lo que yo hago. El café de acá sale muy bueno”.

En la feria Expo Eje Café participó más por hacer un acto de presencia y no porque pensara que iba a ganar. “Yo no creía que iba a ganar ese concurso. Mi papá es el que siempre ha participado, este año nos metimos los 2 y yo fui el que pasé. Quedé muy sorprendido. Estoy muy contento porque se valoró el trabajo que hice. Con esto se abren oportunidades”.

El premio recibido lo hizo merecedor de un bono de $ 4 millones para comprar insumos para sus cultivos. También, durante la subasta, una arroba de su café fue vendida.

“Yo me crie con el café y con él me quedo. A veces uno está cansado del proceso y del trabajo, pero quiere seguir en esto. Me gustaría decirles a los jóvenes que se animen a trabajar el café, es una herencia que nos dejan los abuelos y no deberíamos abandonarla. La verdad es que el café es muy bonito, ahora eso se está acabando, yo les aconsejo que lo trabajen”.