El hallazgo de dos lanzacohetes desechados en el centro de Bogotá el 20 de febrero ha desatado una fuerte controversia, especialmente tras los comentarios del presidente Gustavo Petro, quien relacionó el hecho con planes para atentar en su contra. El suceso, que inicialmente fue reportado por medios de comunicación, ha suscitado distintas versiones y ha puesto en el centro del debate la seguridad en la capital colombiana.
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De acuerdo con una investigación publicada por El Tiempo, los artefactos fueron encontrados entre los residuos, lo que de inmediato movilizó a las autoridades. Imágenes exclusivas del operativo muestran a miembros de la fuerza pública resguardando el área y recolectando evidencia. El caso desató opiniones divididas entre diferentes sectores y motivó a que se abriera una indagación para determinar el posible uso de estos dispositivos y sus orígenes.
Que miembros de la policía hayan ocultado el encuentro de estas armas antitanque, capacez de romper el blindaje de cualquier carro, es quizás más grave que el hecho.
La investigación se hará a fondo, pero no es el único hecho, que hemos encontrado en estos meses.
Varias… pic.twitter.com/yqtAl5UMjm
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 31, 2025
El descubrimiento de estos lanzacohetes en las calles bogotanas ha abierto preguntas sobre la manera en la que material bélico termina entre la basura de la ciudad. Según fuentes cercanas a la investigación, citadas por el periódico, los artefactos, al parecer en estado inutilizable, no representaban un riesgo inmediato de ser utilizados en un atentado u otra actividad ilícita. Sin embargo, el presidente Petro insistió en vincular el episodio con posibles amenazas en su contra, lo que amplificó la atención mediática y política sobre el caso y agrandó su pelea con el alcalde Galán.
Por su parte, integrantes del Ejército confirmaron al citado diario la identidad de uno de los responsables del manejo de los artefactos, enfatizando que las condiciones en que se hallaron permitían descartar su operatividad. La investigación se centra ahora en el procedimiento que siguió al retiro del material, el motivo por el cual terminó fuera de custodia y si hubo un error o negligencia en su disposición.
Mientras tanto, voceros de seguridad de la ciudad han resaltado la importancia de seguir protocolos estrictos al retirar y destrui armamento de uso militar, aún cuando se encuentre fuera de función, para evitar malinterpretaciones o escenarios de temor infundado en la ciudadanía.
El presidente Petro, a través de declaraciones públicas, expresó su preocupación por el hallazgo y lo relacionó con posibles atentados hacia su persona. No obstante, tanto las autoridades militares como expertos en seguridad han reiterado que los lanzacohetes estaban inhabilitados, y que su presencia en el sector central de Bogotá responde a procedimientos de descarte deficientes y no necesariamente a un plan criminal.
El caso continúa siendo investigado para esclarecer los detalles detrás del procedimiento y descartar cualquier otra hipótesis. De hecho, en el informe periodístico se reveló que el pasado 20 de febrero, sobre las 10:40 de la mañana, en el barrio Eduardo Santos se ve a un habitante de calle revisando un paquete que contenía “un lanzacohetes”, según se dijo en una reunión entre diferentes entidades.
Luego de revisar las cámaras de seguridad, se estableció que el paquete fue abandonado a las 8 de la noche del 19 de febrero en la calle 6 con carrera 24, en medio de unos escombros. Según la bitácora, 30 minutos antes, dos personas habrían dejado el elemento en el lugar.
“Las personas fueron localizadas y manifestaron que el objeto pertenecía a Juan Gregorio León Sánchez, quien habría sido orgánico del Batallón Artillería No. 13 “Landazábal Reyes”, del Ejército Nacional, con una duración de 5 años, 9 meses y 2 días”, dice un informe obtenido por el citado medio de comunicación.
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