La alcaldesa Claudia López, con un pronunciamiento, revivió la vieja polémica alrededor del servicio de bicitaxis en Bogotá que sigue sin resolverse. Con la orden que le dio a la Policía, de sacar de las calles al fragmento de estos vehículos que funcionan con motor (mototaxis), la mandataria no solo les cerró la puerta, sino que fijó una posición clara.

Ahora, en vez hablar de integrarlos al sistema, los quiere lejos. Para ella el mototaxismo, fuera de ser ilegal en el país, es un riesgo que no está dispuesta a asumir.

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A raíz de la orden, Bogotá vivió el jueves un día de caos, con manifestaciones en los puntos donde tradicionalmente se presta este servicio en el norte y sur de la ciudad, bloqueos a troncales de Transmilenio (TM) y disturbios, como los que se vivieron en el sector de Patio Bonito, en la localidad de Kennedy. Los conductores piden que los dejen trabajar. La Alcaldía dice que sí lo pueden hacer, pero sin motor.

Pero el dilema no es menor. Según la última caracterización que hizo la administración en 2019, se estima que de los casi 4.600 bicitaxis que circulan en la ciudad, al menos 2.354 funcionan con motor, es decir, casi el 51 %. La cifra creció paulatinamente en zonas con falencias de transporte público o medios para llegar a un punto de abordaje del SITP o TM.

Las largas distancias llevaron a muchos a dar el salto tecnológico, del pedal al motor, no solo por humanidad con el conductor, sino para volverlo un empleo que valiera la pena.

Mientras el vacío de transporte se mantuvo, parece que no hubo más remedio que convivir con esa realidad, sin mayor regulación. No obstante, dice la Secretaría de Movilidad, ese panorama cambió y las falencias, que justificaban el servicio de bicitaxis con motor, ya no existen, por lo que llegó el momento de aplicar la vieja norma que prohíbe su circulación, basada en que, a diferencia de los bicitaxis tradicionales, estos son un riesgo para la seguridad de los otros actores viales.

Aunque la solución que plantean desde la administración es “quitarles el motor”, el dilema ahora es: ¿cómo solventar el hueco para los miles de familias que derivan su sustento de esta actividad?

La rentabilidad del motor en los bicitaxi

El dilema no se vive solo desde lo administrativo. En las entrañas del mismo gremio también existe. Mientras los bicitaxistas tradicionales, a puro pedal, llevan años esperando la homologación de sus vehículos para trabajar con todas las de la ley, han sido testigos cómo la competencia con motor creció a pasos acelerados.

“El aumento de los mal llamadas bicitaxis con motor viene desde 2013. A pesar de que las autoridades de tránsito pudieron restringirlos, no lo hicieron. Y hoy en día, si uno ve que se puede lucrar más y con más pasajeros, pues uno monta un vehículo con un motor y sale a las calles”, manifestó Jaime González, directivo de Fecotricol, organización que reúne a 23 asociaciones de bicitaxistas.

Y ese cambio lo muestran las cifras. De los casi 4.600 bicitaxis censados en la capital, se tiene que el 51 % ya funcionan con motor de combustión, el 9 % tienen pedaleo asistido eléctrico y el 40 % a pedal. Esto según un estudio de la Secretaría de Movilidad en 2019, cuyo objetivo era establecer un modelo que apuntara a su formalización.

Y si bien es claro que es un servicio, que según la norma solo se puede hacer sin motor, está la otra cara de la moneda. Para otros bicitaxistas prestarlo solo con tracción humana es algo inhumano, debido al gran esfuerzo físico que requiere, afirmación que respalda un estudio que indica que el 36 % de los conductores de bicitaxis en la ciudad presentan afectaciones en la espalda y el 16 % problemas con enfermedades respiratorias.

Si a eso se suma que al ser un trabajo informal la mayoría no cuentan con seguridad social, la situación se hace más compleja.

“Nosotros hemos salvado más de una vida en momentos de urgencia o accidentes, cuando la movilidad es difícil, cuando un carro o una ambulancia no pueden llegar. También le aportamos al Gobierno Nacional comprando gasolina, los neumáticos, el aceite. Movemos la economía del país y nos beneficiamos nosotros”, relató Julián Contreras, bicitaxista en Kennedy.

Preocupación por la seguridad en Bogotá

Más allá del debate del sustento de las familias y de si este servicio es competencia para el transporte público, la administración ha sustentado la decisión en el tema de seguridad. Y no solo la vial. “No puedes tener un vehículo con motor, a toda velocidad, rodando por andenes y ciclorrutas, porque eso accidenta peatones, biciusuarios, personas mayores, etc.

Eso siempre ha estado prohibido. Lo que pasa es que con la pandemia, con la población migrante que llegó, eso ha ido subiendo y tenemos que controlarlo. Entonces es el mototaxismo lo que nunca ha estado permitido y lo que estamos controlando”, declaró la alcaldesa Claudia López.

Aunque no hay cifras consolidadas del número de accidentes causados, no han sido pocos los casos de muertes, tanto de conductores como de pasajeros, en accidentes de tránsito que involucran bicitaxis en Bogotá.

Por su parte, según la Secretaría de Movilidad, este año se han hecho 70 operativos de inspección en la ciudad, y aseguran que se ha hecho control a estos vehículos irregulares.

Pero la preocupación en torno a los bicitaxis, más allá de la seguridad vial, también apunta a otros aspectos: la inseguridad y las redes criminales, que se benefician del mercado informal de este modo de transporte.

Una fuente de la Policía, que pidió reserva, le aseguró a este diario que han encontrado que algunos bicitaxis en el sur de la ciudad son usados para movilizar armas y drogas, y aunque se trata de un número reducido de los que circulan en las localidades, estos los estarían usando bandas criminales.

¿En qué va la integración?

Luego de varios años de infructíferos intentos, en 2018 el Ministerio de Transporte dio vía libre, a través de la Resolución 3256 de 2018, para regularizar este tipo de transporte a nivel nacional. Con esta base, la Alcaldía de Bogotá firmó en 2019 un estudio por $1.729 millones para realizar la estructuración técnica, legal y financiera para la prestación del servicio de transporte público de pasajeros de este tipo de vehículos en la ciudad.

Sin embargo, desde entonces en nada se avanzó. Esto se debe a que el Ministerio incumplió en fijar las reglas de juego para integrar y regularizar los vehículos, que debía entregar el 3 agosto de 2018.

“La Secretaría de Movilidad viene adelantando los trabajos que tiene que hacer. El Ministerio debe darnos pautas para tener una forma más organizada de formalizarlos. Por el momento, solo podemos hacer labores de control”, indicó Nicolás Correal, subsecretario de Gestión de la Movilidad.

De acuerdo con la Alcaldía, por ahora, en la ciudad ya se han reorganizado 74 rutas para cubrir la salida del SITP provisional en varios barrios de la ciudad, con lo que buscan suplir la falencia que ha dado vida al bicitaxismo.

Además, en sectores como Patio Bonito (Kennedy), una de las zonas donde más se ha incrementado el mototaxismo (en particular por la población migrante), se han venido desarrollando capacitaciones sobre normas y seguridad vial.

Por lo pronto, quienes siguen con el pedaleo tradicional no van a tener problema para prestar el servicio. Dice la alcaldesa López, la idea es organizarlos para que sean un servicio complementario al sistema de transporte. En ese sentido, TM y Movilidad trabajan para establecer rutas complementarias a los alimentadores y buses zonales que acerquen a los usuarios a los paraderos y evitar que se convierta en una competencia.

“La idea es que cubran la última milla, que presten el servicio a personas que prefiere no caminar cinco o diez cuadras desde su casa hasta el paradero. Ahí está perfecto el bicitaxismo a pedal. Siempre lo hemos permitido, promovido, organizado y de hecho ahora, que TM está reorganizando las rutas”.

Se abre de nuevo el debate del bicitaxismo

El actual panorama vuelve a abrir el debate sobre: ¿qué hacer entonces con los bicitaxis en Bogotá? Durante décadas han sido varias y largas las discusiones en torno al tema. No obstante, expertos y concejales no ven con buenos ojos la reciente decisión de la administración.

“Claudia López ha generado un conflicto innecesario. Está clara la necesidad de involucrar a los bicitaxis y que estos cumplan con la normativa. Este modo de transporte no reemplaza al SITP como la ha dicho la alcaldesa, sino que están en zonas apoyando la cobertura de la última milla, que es tan necesaria”, manifestó la concejal Lucía Bastidas (Alianza Verde).

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Para el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, por su parte, “los bicitaxis (los de pedal, sin motor) pueden prestar servicios útiles en muchos sectores, sin integración por supuesto. Creo que el obstáculo son normas legales y nacionales del Mintransporte. Los de motor de combustión deben ser prohibidos. El problema es que ahora la mayoría son de motor, con pésimos diseños, veloces, inestables y peligrosos”, afirmó.

Por el momento, la nueva tensión abre la puerta para concretar la discusión alrededor de la regularización de este servicio en la ciudad y ojalá ahora sí encontrar una salida con reglas de juego claras en las que se encuentre el balance no solo para el transporte y la seguridad, sino para el sustento de quienes por años han derivado su sustento de esta actividad.