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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Ene 16, 2025 - 10:21 am

En lo que parece ser un aparente distanciamiento entre el presidente Gustavo Petro y la cabeza del régimen venezolano, Nicolás Maduro, el mandatario colombiano celebró la liberación de Carlos Correa, director de la ONG promotora de la libertad de expresión Espacio Público, y pidió que la dictadura suelte a todos los presos políticos. Pero difícilmente será oído, pues la constante captura de personas por razones políticas en Venezuela resulta un verdadero negocio.

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Los raptos de Correa y del excandidato presidencial Enrique Márquez, ocurridos el 7 de enero, tres días antes de la ilegítima ‘posesión’ de Maduro, fueron la razón por la que Petro no asistió a esa ceremonia de autoproclamación. Ahora, el jefe de Estado colombiano, que no se pronunció por el secuestro de Rafael Tudares, yerno del presidente electo de Venezuela Edmundo González Urrutia, pide que el régimen libere a todos los presos políticos, con base en lo que está pasando en Cuba, cuya dictadura dejó libres a 553 presos políticos en respuesta a la decisión de Joe Biden de sacar a la isla de la lista de países que apoyan el terrorismo.

“Cuando Cuba ha liberado a más de 500 prisioneros, es importante para la paz en las Américas que Venezuela libere todas las personas detenidas en el marco de las elecciones y las post elecciones, incluidos los 12 colombianos detenidos en su territorio. Que las Américas sean tierra de libertad sin presos políticos”, escribió Petro en X. Sin embargo, a juzgar por la práctica que vienen ejecutando Cuba y Venezuela, de liberar por una parte presos políticos y apresar por otra a muchos más, es improbable que Nicolás Maduro escuche al presidente colombiano.

Para Cuba y Venezuela, los presos políticos se han convertido en monedas de cambio, sobre todo cuando los regímenes de esos dos países adelantan negociaciones con Estados Unidos. En el caso de Venezuela, todavía se lamenta que en las tratativas que se tuvieron a la luz de los acuerdos de Barbados, para que el régimen propiciara la realización de elecciones verdaderamente libres, el gobierno de Joe Biden liberó a los llamados ‘narcosobrinos’ de Maduro y al colombiano Álex Saab, señalado testaferro del régimen, a cambio de varios estadounidenses presos en Caracas.

Pero, finalmente, Maduro le puso todas las trabas a la oposición para que no participara en condiciones de igualdad en la campaña presidencial (inhabilitó a la líder opositora María Corina Machado, entorpeció la inscripción de su reemplazo, Corina Yoris, y dificultó la inscripción de los millones de venezolanos en el exterior). Y, como cereza del pastel, después de perder las elecciones, según las actas difundidas por la oposición, Maduro se autoproclamó ‘presidente’ de Venezuela y ahora usurpa el poder que por la vía electoral los venezolanos le otorgaron a González Urrutia.

Esa es la razón por la que ni Cuba ni Venezuela liberan a todos los presos políticos que mantienen tras las rejas, como lo pide el presidente Petro. En Cuba, pese a las 553 liberaciones anunciadas, queda un número superior tras las rejas. Si bien el régimen venezolano liberó a Correa, por otra parte ha apresado a más de 50 personas por razones políticas en lo que va de 2025. Por supuesto, hay que saludar y aplaudir sin ambages la liberación de cualquier persona que fue privada de libertad por su modo de pensar o por expresarlo. Pero resulta inaceptable que la liberación no sea para todos.

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En el caso de Cuba, las autoridades ni siquiera han especificado las fechas en que se producirán las excarcelaciones que anunciaron, y tampoco han facilitado una lista de los presos que se beneficiarán con esa medida. “Recibimos una llamada a la noche para ir hoy a la prisión. Entramos a las 7, y a las 7 y media estaba liberada”, declaró este miércoles a la AFP Rosabel Loreto, en referencia a su madrastra Donaida Pérez, de 53 años, que estaba detenida en la provincia de Villa Clara (centro), condenada a ocho años de prisión por participar en las históricas manifestaciones del 11 de julio de 2021 y declarada “presa de conciencia” por Amnistía Internacional.

“Para que Cuba fuera sacada de la lista de los países terroristas, pues nosotros hemos sido su moneda de cambio”, dijo Pérez poco después en un video publicado en las redes sociales. También destacó que espera tener “pronto” a su esposo y a sus “hermanos de lucha en la calle” y prometió seguir “luchando por la libertad de Cuba”. Este tipo de percepciones son las que indican que la existencia de presos políticos en los regímenes dictatoriales de Latinoamérica se podría extender aún en el tiempo, pese a llamados como los del presidente Petro.

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