Cortés Álvarez señaló en un comunicado, publicado en su cuenta de Facebook, que la monja hace parte de la congregación Misioneras Carmelitas de Santa Teresita, en “la provincia de Norteamérica”, y que esa comunidad la acreditó para “ejercer sus deberes apostólicos como maestra”.
Asimismo, el excandidato publicó un carné de Torres, en el que se ve su fotografía, un número de identificación, y se lee: ‘Carmelite Missionaries of Saint Thérése’.
Más abajo está el nombre de Adriana Patricia Torres Echavarría y debajo dice: ‘Carmelite nun’.
En el documento, además, el uribista reconoce que él pagó el viaje que Torres hizo desde Medellín a Bogotá, para que apoyara al expresidente Álvaro Uribe en su indagatoria ante la Corte Suprema de Justicia, y dijo que la hermana es una “líder de grandes cualidades humanas al servicio de las comunidades más necesitadas en Medellín, como personas en cárceles, enfermos en hospitales, habitantes de calle y familias de escasos recursos”.
No obstante, varias personas de la comunidad del barrio Bello Oriente, de Medellín, aseguraron que la monja recibía donaciones de mercados y los vendía en paquetes a 5.000 o 6.000 pesos. Además de señalarla de racista y de tener un carácter “amenazante”.
Incluso, el obispo de la comunidad católica no romana Perlatura Apostólica de Corpus Christi, Abraham González, manifestó que conoció a Torres hace 10 años y que ella era un “fiasco moral” y “una mentirosa”.
Ante esas denuncias, la monja que se volvió famosa por gritar en pleno centro de Bogotá “¡Que viva el sagrado Álvaro Uribe!”, no ha salido a defenderse, como sí lo hizo Cortés Álvarez que, en el comunicado, lamentó la forma en la que “se ha afectado el buen nombre de la hermana Adriana”.
Por ahora, no se sabe del paradero de la religiosa a la que, de acuerdo con Blu Radio, la Policía estaría buscando para garantizar su seguridad pues varias personas, dijo la emisora, se sienten engañadas por ella.}
La versión original de esta nota calificaba a la hermana Adriana Patricia Torres Echavarría como “falsa monja”. Sin embargo, se ajustó gracias a una carta que ella envío a medios de comunicación en la que certifica que pertenece a la comunidad Carmelitas Misioneros de Santa Teresita.
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