El mediodía del viernes 14 de noviembre en el municipio de Caldas (Antioquia), fue un momento de intensa angustia y heroísmo improvisado. Un incendio en el conjunto residencial en construcción Jaggua, específicamente en el sector Primavera, puso en riesgo la vida de un obrero que, acorralado por el humo, se vio forzado a buscar refugio en la azotea de la edificación. La emergencia, cuyas imágenes se viralizaron minutos después, se convirtió en una dramática carrera contra el tiempo.
El foco del siniestro, según los primeros reportes, se originó en el ‘shut’ de basuras del piso 11 de una de las torres. Este punto, utilizado para el almacenamiento de residuos de obra, sirvió como combustible para una rápida propagación. La combustión de estos materiales causó una densa columna de humo negro que ascendió velozmente por la estructura, convirtiendo los niveles superiores en una trampa mortal. El trabajador, asediado por los gases, alcanzó el último piso, donde su única esperanza era llamar la atención de quienes estaban abajo.
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Desde el exterior, el drama era palpable. Testigos presenciales capturaron la escena con sus teléfonos, mostrando al obrero gesticulando desesperadamente con los brazos desde la cornisa, envuelto en una capa gris de humo. Estas grabaciones se convirtieron en la prueba de la inminente necesidad de una intervención rápida. Fue entonces cuando un ingenioso acto de salvamento, ejecutado por personal de la misma obra, se puso en marcha, utilizando la maquinaria pesada disponible en el sitio.
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La clave del rescate fue la grúa de construcción. En una maniobra de altísima precisión, el operador logró acercar un voluminoso contenedor de materiales hasta el borde del techo. Este recipiente, diseñado para el transporte de escombros, se transformó en la balsa de salvación del obrero. El riesgo era extremo: un mal cálculo podría haber provocado una caída fatal, pero la coordinación fue impecable, demostrando la pericia del equipo en una situación de vida o muerte.
El trabajador, en un acto final de valor, se introdujo en el contenedor. Inmediatamente, la grúa comenzó el descenso lento y controlado desde la azotea, alejándolo metro a metro de la fuente del incendio. Aunque las grabaciones no muestran el momento en que toca tierra, los comentarios de los testigos en el sitio sugirieron que la grúa pudo haber asistido al rescate de hasta tres personas antes de la llegada de los organismos de socorro. Este uso audaz de la herramienta de construcción permitió una evacuación preventiva crucial.
El informe final del Cuerpo de Bomberos de Caldas arroja luces sobre la magnitud del operativo. A su llegada, los rescatistas solo encontraron a un maestro de obra que estaba evacuando el inmueble por medios propios. El hecho de no hallar a más personas en la azotea, como se temía, refuerza la teoría de que la improvisada operación con la grúa fue fundamental para sacar a los demás trabajadores atrapados antes de que la emergencia escalara, confirmando la eficacia de la rápida reacción del equipo de la constructora.
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