La ciudad de Medellín se ganó la distinción en 2015 y el premio reposaba a la vista del público en el hall de la Alcaldía.

Y es que tras un inventario preliminar luego de los destrozos que dejó la toma de más de 800 indígenas a la Alcaldía este miércoles, el valioso premio no parece por ninguna parte. El reconocimiento estaba exhibido en una vitrina junto con otros reconocimientos, pero esta vitrina terminó destrozada por los manifestantes que arrasaron con el mobiliario en el primer piso y hasta alcanzaron a causar destrozos en pisos superiores.

La distinción en arquitectura ‘Lee Kuan Yew’ la ganó Medellín por su transformación urbana en los últimos 20 años y fue recibida en 2016, compitiendo con 38 ciudades y venciendo en la recta final a Auckland (Nueva Zelanda), Toronto (Canadá), Viena (Austria) y Sidney (Australia). Es una moneda de oro macizo de 24 kilates incrustada en un cristal que fue entregada a la ciudad junto un premio de 300.000 dólares, gran parte de este dinero fue destinado en su momento por la Alcaldía para becas, cerca de 600 millones de pesos para que 390 personas realizaran estudios en Eafit sobre urbanismo y gestión pública.

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Pero no fue el único objeto que desapareció tras el incidente. Tampoco hay rastro del reconocimiento que recibió la ciudad por parte del alcalde de Chapecó tras los actos de solidaridad que tuvo Medellín en medio de la tragedia aérea del club Chapecoense, en noviembre de 2016.

Desde la Alcaldía señalaron que todavía no está confirmado si el reconocimiento fue hurtado y que investigan a través de las cámaras qué fue lo que ocurrió. Además, entre la aseguradora y la secretaría de Servicios y Suministros apenas adelantan el inventario y balance final de los daños y pérdidas.

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En cuanto a la situación con los indígenas, desde este miércoles cuando salieron de la Alcaldía tras instalar una mesa con varias entidades, la mayoría de ellos se encuentran alojados en el coliseo Carlos Mauro Hoyos a la espera de llegar a acuerdos de fondo sobre sus polémicos reclamos, pues parte de lo que piden es que la Alcaldía les permita trabajar explotando a sus propios hijos en puntos turísticos como El Poblado, algo en lo que el alcalde Daniel Quintero dijo que será inflexible, aunque paradójicamente, tal como la han denunciado organizaciones de derechos humanos y señalado EL COLOMBIANO en varias publicaciones, la propia Alcaldía que lidera Quintero no ha adelantado ninguna acción eficaz para garantizar la protección de cerca de 300 niños indígenas que viven con sus familias en situación de mendicidad en la ciudad.