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El 29 de septiembre de 2025 representó un nuevo capítulo en la historia de Manizales con la apertura oficial de la línea 3 del cable aéreo. Esta infraestructura no solo responde a una necesidad actual de transporte, sino que recoge uno de los legados más emblemáticos de la ciudad: el cable aéreo Mariquita-Manizales, catalogado en su momento como el más extenso del planeta, según reportes de LA PATRIA. Más allá del avance tecnológico, este proyecto fue clave para reconfigurar la economía cafetera regional y la conectividad del centro de Colombia, cuyas implicaciones pueden entenderse mejor al apreciar su origen y desarrollo.
El entonces alcalde Jorge Eduardo Rojas destacó que esta tradición local de transporte en altura es un símbolo de Manizales, inspirando otros sistemas como el MetroCable de Medellín. Sin embargo, el historiador Pedro Felipe Hoyos Körbel apunta que el nacimiento de este icónico medio de transporte respondió, ante todo, a capitales británicos invertidos a través de la Dorada Railway Company. La construcción de la línea Mariquita-Manizales comenzó en 1913 con el objetivo de agilizar la exportación de café hacia el Caribe, compitiendo directamente con la salida por Buenaventura. Las obras sufrieron una pausa con la Primera Guerra Mundial, pero en 1922 ya prestaba servicio, consolidando su estatus de infraestructura de vanguardia: sus 72 kilómetros se completaban en aproximadamente 10 horas.
Este hecho significó una transformación estructural en el desplazamiento del grano, pues antes la ruta a Mariquita insumía diez días, mientras que el cable permitía cubrirla en menos de medio día, lo que impulsó fuertemente la economía regional. No obstante, la nacionalización del sistema en 1951, junto a los constantes cambios políticos y avances tecnológicos, condujeron a su cierre a finales de los años sesenta, contexto en que países como Alemania y Suiza también apostaban por sistemas similares adaptados a sus geografías montañosas.
En Caldas se planearon otros proyectos de cable aéreo —incluyendo las rutas Manizales-Aranzazu, Manizales-Pacífico y Manizales-Villamaría— que, sin embargo, nunca lograron afianzarse, bien por siniestros o por la competencia con vías férreas y carreteras. Tales iniciativas muestran el esfuerzo regional por vencer los retos del relieve andino recurriendo a la tecnología, así como las limitaciones y peligros inherentes a dichos entornos, de acuerdo con la información obtenida por LA PATRIA.




Desde esa primera experiencia, Manizales ha sido precursora en un modelo que más tarde se adoptó en otras capitales colombianas, como Medellín, Pereira, Cali y Bogotá, donde los sistemas de teleférico han sido integrados al transporte masivo desde 2015 y 2021, movilizando a cientos de miles de usuarios y aliviando la congestión urbana. A nivel continental, destaca el sistema Mi Teleférico, de La Paz, Bolivia, que moviliza diariamente a cerca de 300 mil personas y cuenta con 33 kilómetros distribuidos en 10 líneas, según fuentes de Prensa Latina y LA PATRIA.
Este repaso subraya que el cable aéreo es mucho más que una reliquia: sigue siendo una de las soluciones más viables para territorios urbanos escarpados. Los estudios de la Agencia Internacional de Energía (AIE) citados en los reportes, respaldan que los teleféricos son opciones eficientes en ambientes de alta densidad y compleja geografía, contribuyendo, a la vez, a la reducción de emisiones y a la integración de comunidades tradicionalmente aisladas.
El ejemplo de Manizales invita a repensar el valor de la inversión extranjera y la innovación tecnológica en la transformación territorial, reconociendo tanto el impulso de capitales foráneos como las decisiones políticas que han impactado su permanencia. La tendencia actual apunta a actualizar la infraestructura heredada, conjugando patrimonio y modernidad para responder a una movilidad urbana sostenible en pleno siglo XXI.
Así, la reciente inauguración de la línea 3 consolida a Manizales como referente nacional e internacional en movilidad urbana por cable, reforzando el legado de una ciudad que, como diría el historiador Hoyos, sigue estando simbólicamente "colgada en las nubes" y apostando por modelos de transporte compatibles con su exigente geografía.
¿Cuáles fueron las causas del cierre del cable aéreo Mariquita-Manizales?
La suspensión de operaciones y eventual desaparición del cable aéreo Mariquita-Manizales se debió tanto a transformaciones tecnológicas como a decisiones de política nacional. Por un lado, la construcción y mejoramiento de carreteras y vías férreas ofrecieron opciones de transporte más rápidas y menos costosas a largo plazo, restando viabilidad al sistema de cable. Además, factores internos como accidentes y el elevado coste de mantenimiento en zonas agrestes influyeron en la decisión. A esto se sumó la nacionalización en 1951, que reflejaba una intención estatal de reorganizar el sector del transporte y su infraestructura.
Por otro, el contexto internacional de desarrollo de medios modernos de transporte y la evolución económica y política colombiana durante las décadas de 1950 y 1960 aceleraron la obsolescencia del cable en favor de modelos mixtos de movilidad. Este proceso mostró que la supervivencia de estas infraestructuras no depende solo de su utilidad técnica, sino también de la coyuntura económica, la presión de las nuevas tecnologías y la definición de prioridades de inversión pública.
¿Qué se entiende por movilidad sostenible en el contexto de los sistemas de cable aéreo?
La movilidad sostenible hace referencia a la implantación de sistemas de transporte que satisfacen las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones. En el caso de los cables aéreos, este concepto adquiere especial relevancia cuando las ciudades enfrentan orografías montañosas y alta densidad urbana, características que dificultan la implantación de alternativas tradicionales como el bus o el tren.
Según estudios de la Agencia Internacional de Energía, citados en la información proporcionada, los teleféricos son una alternativa eficiente en términos energéticos y de reducción de emisiones. Tienen la capacidad de conectar zonas fragmentadas y disminuir la congestión vial, facilitando desplazamientos ágiles sin mayor huella ambiental, lo que consolida su papel dentro del enfoque de movilidad sostenible en escenarios urbanos complejos.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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