El exsenador liberal Julián Bedoya comenzó su campaña a la Gobernación de Antioquia y lo hizo con un acto tan polémico como su trayectoria política. En una especie de “redada” a la prensa, que en principio se convocó como un almuerzo para celebrar el Día del Periodista, Bedoya confirmó su aspiración que irá de la mano del senador y director del Partido Conservador Carlos Andrés Trujillo, quien no asistió pero envió a sus representantes.

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El evento, que comenzó sobre la 1:00 de la tarde en el restaurante Andrés Carne de Res, en El Poblado, fue inusual. Bedoya recibió a los casi 300 periodistas y otros invitados con tabletas digitales y bonos de $ 800.000, además de una parranda vallenata a cargo de Peter Manjarrés.

Bedoya, de camiseta verde y pantalón oscuro, hizo de anfitrión y recibió en el ingreso a los asistentes. Allí, uno a uno, los saludó y les entregó tabletas de la marca Samsung Galaxy A7 Lite. Quienes no alcanzaron el equipo, recibieron bonos para redimir en Ktronix con un año de vencimiento. El festejo deja ver desde ya la billetera con la que esta llave política pujará por el poder regional.

Casi una hora tomó el recibimiento. El restaurante se llenó sobre las 2:00 de la tarde, hora en que Bedoya y su esposa, María del Pilar Rodríguez, se subieron a una tarima para dar la bienvenida oficial. Ella fue la telonera. Habló de un “proyecto común” y con la excusa de celebrar el oficio periodístico se refirió a las necesidades del departamento. Luego Bedoya tomó la palabra y, tras reseñar su trayectoria, confirmó lo que era un secreto a voces.

“La familia de la Renovación —facción de los liberales comandada por Bedoya—, que es una organización progresista, visionaria, con presencia en las nueve subregiones de Antioquia, se fusiona con la capacidad política, electoral y de gestión del grupo conservador más grande del departamento, el grupo liderado por el senador conservador Carlos Andrés Trujillo”, afirmó. Y, con un tono de voz enérgico, que no limitó durante veinte minutos, agregó: “Hemos tomado la decisión de la vida: de fusionar, en un solo grupo, los dos frentes políticos más grandes del departamento”. El propósito, dijo más tarde: llegar a la Gobernación.

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Así fue su parranda de campaña a la Gobernación de Antioquia

La reserva en el restaurante, según conocimos, fue de cinco horas, a partir de las 11:00 de la mañana. El detalle, que permitió escoger de plato fuerte opciones como churrasco, pollo, vegetales o hamburguesa, productos que no bajan de los $ 75.000, fue más que tirar la casa por la ventana. La reserva, bajita la mano, pudo superar los $100 millones.

“Estamos en un proceso de construcción. Y no es solo el equipo de la familia de la Renovación y el equipo Trujillo, sino que son cuatro partidos políticos más, que quieren que haya un cambio en el ejercicio de la política en Antioquia. Una intención: construir la candidatura más robusta y el programa de gobierno más adecuado a las necesidades de Antioquia”, dijo Bedoya, en tono de campaña, ante cientos de invitados.

Pero el despliegue de logística y plata fue previo al festejo. La invitación estuvo acompañada de piezas audiovisuales que circularon por grupos de WhatsApp creados para este fin, mensajes de texto a los celulares y llamadas desde un call center. Con mensajes personalizados, a nombre de Bedoya y su esposa, se invitó a decenas de periodistas con la excusa de celebrar su día porque esa era la cortina, de fondo estaba el anuncio. Los mensajes fueron reiterados y, según se vio, tuvieron efecto porque la respuesta fue masiva.

Al lugar asistieron comunicadores de todos los renglones: de medios grandes, medianos y pequeños. Fue notable que líderes de procesos de comunicación comunitarios, como emisoras y canales de televisión, así como administradores portales digitales, también se contaron entre los invitados.

No es necesario hilar muy delgado para concluir que este “presente” a la prensa es la primera movida de una campaña que tiene el brazo económico para mover votos suficientes mediante maquinaria.

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Las fichas de este juego

El anuncio de Bedoya se veía venir: no es secreto entre las fuentes políticas que el equipo del exsenador, quien ha tenido líos por su cartón de abogado y que entre otras cosas ha sido cuestionado por poner a su hermana en la Contraloría de Antioquia (ver nota anexa), busca aspirar a la Gobernación en llave con los conservadores y otros grupos políticos.

En el festejo lo acompañaron los integrantes de su grupo político el senador Juan Diego Echavarría, quien heredó su curul en el Congreso; el diputado liberal Hernán Darío Torres; la representante a la Cámara María Eugenia Lopera; y el concejal de Medellín Fabio Humberto Rivera. Pero lo que dejó ver el acuerdo con el Partido Conservador fue la presencia del concejal Lucas Cañas, quien aspirará a la Alcaldía de Medellín, y de Daniel Restrepo Cardona, representante a la Cámara por la misma colectividad y llave de Trujillo.

La alianza que harán Bedoya y Trujillo no es menor: el segundo tiene capital electoral y burocrático en varias regiones del departamento. Ambos son aliados del alcalde Daniel Quintero, quien participaría de esta coalición por la Gobernación.

“Los antioqueños somos una sola sociedad y debemos mandar un mensaje de unidad, de reconciliación, de que el departamento recupere el esplendor que se ha venido perdiendo”, dijo Bedoya minutos previos a bajar de la tarima, sobre las 2:40 de la tarde. A esa hora intercambió rol con Manjarrés, cantante que lo ovacionó durante una presentación que se extendió hasta las 4:00 de la tarde. El show vallenato, según consultamos, pudo costar cerca de $40 millones.

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Aún con Manjarrés en tarima, los invitados comenzaron a desbandar con sus tabletas y bonos, luego de que Bedoya estrechara decenas de manos en compañía de su esposa. La fiesta terminó minutos después, no sin levantar una polvareda de críticas por lo pomposa y excéntrica, incluso entre los mismos periodistas, políticos y líderes de opinión.

En promedio, Bedoya pudo gastar $380 millones. La cifra parece menor, pero no lo es comparada con los $400 millones que el ahora precandidato reportó como gastos de su campaña al Senado en 2018. Desde ya se ve la abultada billetera con la que buscará ganar la Gobernación.

El exsenador liberal Julián Bedoya comenzó su campaña a la Gobernación de Antioquia y lo hizo con un acto tan polémico como su trayectoria política. En una especie de “redada” a la prensa, que en principio se convocó como un almuerzo para celebrar el Día del Periodista, Bedoya confirmó su aspiración que irá de la mano del senador y director del Partido Conservador Carlos Andrés Trujillo, quien no asistió pero envió a sus representantes.

El evento, que comenzó sobre la 1:00 de la tarde en el restaurante Andrés Carne de Res, en El Poblado, fue inusual. Bedoya recibió a los casi 300 periodistas y otros invitados con tabletas digitales y bonos de $800.000, además de una parranda vallenata a cargo de Peter Manjarrés.

Bedoya, de camiseta verde y pantalón oscuro, hizo de anfitrión y recibió en el ingreso a los asistentes. Allí, uno a uno, los saludó y les entregó tabletas de la marca Samsung Galaxy A7 Lite. Quienes no alcanzaron el equipo, recibieron bonos para redimir en Ktronix con un año de vencimiento. El festejo deja ver desde ya la billetera con la que esta llave política pujará por el poder regional.

Casi una hora tomó el recibimiento. El restaurante se llenó sobre las 2:00 de la tarde, hora en que Bedoya y su esposa, María del Pilar Rodríguez, se subieron a una tarima para dar la bienvenida oficial. Ella fue la telonera. Habló de un “proyecto común” y con la excusa de celebrar el oficio periodístico se refirió a las necesidades del departamento. Luego Bedoya tomó la palabra y, tras reseñar su trayectoria, confirmó lo que era un secreto a voces.

“La familia de la Renovación —facción de los liberales comandada por Bedoya—, que es una organización progresista, visionaria, con presencia en las nueve subregiones de Antioquia, se fusiona con la capacidad política, electoral y de gestión del grupo conservador más grande del departamento, el grupo liderado por el senador conservador Carlos Andrés Trujillo”, afirmó. Y, con un tono de voz enérgico, que no limitó durante veinte minutos, agregó: “Hemos tomado la decisión de la vida: de fusionar, en un solo grupo, los dos frentes políticos más grandes del departamento”. El propósito, dijo más tarde: llegar a la Gobernación.

La reserva en el restaurante, según conocimos, fue de cinco horas, a partir de las 11:00 de la mañana. El detallito, que permitió escoger de plato fuerte opciones como churrasco, pollo, vegetales o hamburguesa, productos que no bajan de los $75.000, fue más que tirar la casa por la ventana. La reserva, bajita la mano, pudo superar los $100 millones.

“Estamos en un proceso de construcción. Y no es solo el equipo de la familia de la Renovación y el equipo Trujillo, sino que son cuatro partidos políticos más, que quieren que haya un cambio en el ejercicio de la política en Antioquia. Una intención: construir la candidatura más robusta y el programa de gobierno más adecuado a las necesidades de Antioquia”, dijo Bedoya, en tono de campaña, ante cientos de invitados.

Pero el despliegue de logística y plata fue previo al festejo. La invitación estuvo acompañada de piezas audiovisuales que circularon por grupos de WhatsApp creados para este fin, mensajes de texto a los celulares y llamadas desde un call center. Con mensajes personalizados, a nombre de Bedoya y su esposa, se invitó a decenas de periodistas con la excusa de celebrar su día porque esa era la cortina, de fondo estaba el anuncio. Los mensajes fueron reiterados y, según se vio, tuvieron efecto porque la respuesta fue masiva.

Al lugar asistieron comunicadores de todos los renglones: de medios grandes, medianos y pequeños. Fue notable que líderes de procesos de comunicación comunitarios, como emisoras y canales de televisión, así como administradores portales digitales, también se contaron entre los invitados.

No es necesario hilar muy delgado para concluir que este “presente” a la prensa es la primera movida de una campaña que tiene el brazo económico para mover votos suficientes mediante maquinaria.

El anuncio de Bedoya se veía venir: no es secreto entre las fuentes políticas que el equipo del exsenador, quien ha tenido líos por su cartón de abogado y que entre otras cosas ha sido cuestionado por poner a su hermana en la Contraloría de Antioquia (ver nota anexa), busca aspirar a la Gobernación en llave con los conservadores y otros grupos políticos.

En el festejo lo acompañaron los integrantes de su grupo político el senador Juan Diego Echavarría, quien heredó su curul en el Congreso; el diputado liberal Hernán Darío Torres; la representante a la Cámara María Eugenia Lopera; y el concejal de Medellín Fabio Humberto Rivera. Pero lo que dejó ver el acuerdo con el Partido Conservador fue la presencia del concejal Lucas Cañas, quien aspirará a la Alcaldía de Medellín, y de Daniel Restrepo Cardona, representante a la Cámara por la misma colectividad y llave de Trujillo.

La alianza que harán Bedoya y Trujillo no es menor: el segundo tiene capital electoral y burocrático en varias regiones del departamento. Ambos son aliados del alcalde Daniel Quintero, quien participaría de esta coalición por la Gobernación.

“Los antioqueños somos una sola sociedad y debemos mandar un mensaje de unidad, de reconciliación, de que el departamento recupere el esplendor que se ha venido perdiendo”, dijo Bedoya minutos previos a bajar de la tarima, sobre las 2:40 de la tarde. A esa hora intercambió rol con Manjarrés, cantante que lo ovacionó durante una presentación que se extendió hasta las 4:00 de la tarde. El show vallenato, según consultamos, pudo costar cerca de $40 millones.

Aún con Manjarrés en tarima, los invitados comenzaron a desbandar con sus tabletas y bonos, luego de que Bedoya estrechara decenas de manos en compañía de su esposa. La fiesta terminó minutos después, no sin levantar una polvareda de críticas por lo pomposa y excéntrica, incluso entre los mismos periodistas, políticos y líderes de opinión.

En promedio, Bedoya pudo gastar $380 millones. La cifra parece menor, pero no lo es comparada con los $400 millones que el ahora precandidato reportó como gastos de su campaña al Senado en 2018. Desde ya se ve la abultada billetera con la que buscará ganar la Gobernación