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Escrito por:  Fredy Moreno
Editor jefe     Mar 21, 2024 - 9:56 am

La última semana ha resultado agitada para el presidente Gustavo Petro a raíz de sus declaraciones. El viernes pasado habló de una asamblea constituyente; este martes, quizá inducido por su mano derecha Laura Sarabia, graduó de paramilitares a un grupo de campesinos en Córdoba, y ordenó al Ejército arremeter contra una supuesta estructura del ‘Clan del Golfo’, y ayer miércoles atacó al cabecilla de las disidencias de las Farc ‘Estado Mayor Central’ (EMC), Néstor Gregorio Vera Fernández, alias ‘Iván Mordisco’.

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Ante el asesinato de líderes indígenas en el Cauca, en donde, junto con Nariño y Valle del Cauca, ordenó suspender el cese al fuego con el EMC, el presidente lanzó una feroz dentellada contra alias ‘Iván Mordisco’ y lo quiso poner en su lugar. “Ahora está asesinado al pueblo, y habla de revolución. ¡Qué revolución ni qué carajo! Diga la verdad. Deje de usar la memoria de Manuel Marulanda Vélez [alias ‘Tirofijo’, fundador y jefe durante muchos años de las Farc], que por lo menos se atrevió a hacer una revolución de verdad”, dijo el mandatario.

Después, aseveró algo que en realidad todo el país conoce, pero que su Gobierno ha tratado de manejar para conseguir negociaciones de paz con ese grupo armado: que el jefe delincuencial y su organización se dedican, entre otras cosas, al narcotráfico. “Es un traqueto vestido de revolucionario”, lo descalificó Petro. También dijo que de “chofer” de las Farc pasó a cabecilla.

En su propósito de zaherir a alias ‘Iván Mordisco’, el presidente Gustavo Petro hizo una comparación entre el peor mafioso que ha soportado Colombia y un religioso que militó en el Eln: “Uno puede escoger entre los dos caminos, pero no confundirlos jamás. Claro que se puede escoger el camino de Pablo Escobar, pero el camino de Pablo Escobar no es el mismo camino del sacerdote Camilo Torres Restrepo”.

“Uno va para un lado y el otro va para el otro: el de Pablo va para asesinar la gente y morir, y el del cura Camilo Torres para servir al pueblo y ayudar a la vida”, comparó el presidente Petro, aunque habría que recordar que el cura Camilo Torres y el jefe del cartel de Medellín terminaron igual: muertos (uno en San Vicente de Chucurí, Santander, en 1966; y el otro en la capital antioqueña, en 1991) al enfrentarse armados a la fuerza pública.

La reacción que provocó el mordisco que le dio el jefe de Estado al cabecilla del EMC condujo a una declaración del delincuente, en la que aseguró que cuando apoyaron a Petro en campaña ahí sí no eran traquetos. Esto también arroja manchas y dudas sobre la campaña presidencial. “Gustavo Petro además de traicionarnos, traicionó al pueblo que lo respaldó por su discurso progresista y de paz hoy impulsa la guerra y el capitalismo”, agregó.

¿Tienen efectos los insultos de Gustavo Petro a alias ‘Iván Mordico’?

Si bien el proceso de paz que adelantan el Gobierno y ese grupo armado entró en crisis, como lo ha admitido el jefe negociador Camilo González Posso, las declaraciones del presidente Petro no provocarán mayores afectaciones a la estructura armada ilegal, ni a su jefe. Se puede decir que todos los gobiernos han advertido a los grupos al margen de la ley que si no negocian o se desmovilizan sentirán la fuerza del Estado. Prácticamente todos los mandatarios han vituperado a los grandes delincuentes que enfrentan, sin mayores consecuencias reales.

El presidente Petro se muestra muy enojado y decidido, y le dice al jefe de esa disidencia de las Farc lo que se merece, ¿pero eso tendrá algún resultado práctico? ¿Qué consecuencia efectiva puede tener que a un delincuente que comete los más execrables crímenes como reclutar de manera forzosa a niños para la guerra y asesinar a inermes líderes indígenas lo comparen con Pablo Escobar? A muchos bandidos eso les suena a aplauso.

Y tratar a ‘Iván Mordisco’ de “chofer” de las Farc no le debe importar mucho al alzado en armas, que incluso puede ver en eso un elogio pues se reconoce su ascenso irrefutable en la pirámide criminal de esa organización al margen de la ley sin que el Estado consiguiera impedirlo. A lo largo del conflicto armado del país, los insultos de los gobernantes contra los mandos de organizaciones armadas no han tenido ningún efecto. La acción directa y efectiva de las Fuerzas Armadas es lo único que ha conseguido resultados.

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A un individuo que está jugado en la guerra, regido por la única ley de matar o morir, y que tiene la osadía de enfrentarse al aparato armado del Estado, desafiándolo, y hasta poniéndolo en jaque en diferentes regiones, ante la baja en la operatividad de las Fuerzas Armadas, es muy improbable que le hagan ninguna mella las palabras del presidente, por duras que parezcan.

Alias ‘Iván Mordisco’ es un curtido guerrillero que comenzó su vida delincuencial en las Farc como raso. Su hábito de reclutar menores forzosamente para sus filas tendría explicación en el hecho de que él mismo entró como menor de edad, en 1995, al Frente 39 de las Farc, en donde, además, se especializó como francotirador y como explosivista, dos especialidades por las que debe cargar a cuestas muchas vidas.

La lógica, la mentalidad y los tiempos de este tipo de delincuentes son completamente diferentes a los de la sociedad entera. Sus ‘valores’ son otros. Seguramente, al decirle “traqueto” a alias ‘Iván Mordisco’, el presidente Petro busca recordarle a ese cabecilla que él y su organización se dedican al tráfico de estupefacientes. Pero es que esa es la naturaleza de esas disidencias, y así el mandatario pela el cobre pues deja al descubierto que ha venido adelantando negociaciones de paz con un grupo de delincuencia común al que ha querido darle el carácter de político.

Así que lo que le diga un presidente no es que pueda incidir mucho en el EMC o en su jefe. Por eso, quizás el discurso del jefe de Estado tenga otros destinatarios: las personas del auditorio que lo escuchaban de manera directa, y después el país entero que lo oiría cuando su alocución se reprodujera por redes sociales y medios de comunicación. Acá lo que cuenta es la imagen que se pueda proyectar.

Insultar a un delincuente consumado es como morder la pata de palo de un pirata. Simplemente, no pasa nada. Esas declaraciones, como ha identificado el análisis político desde hace mucho tiempo, van dirigidas a la galería.

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