Un nuevo ataque a un bus en la vía entre los departamentos de Chocó y Risaralda afectó por tercera vez a la empresa de transporte Flota Occidental. Hasta el momento, las autoridades de la zona señalan que el hecho pudo ser perpetrado por el Eln, sin embargo, ninguna estructura ilegal se ha pronunciado o atribuido el atentado. Por lo tanto, las investigaciones continúan.

Esta vez, la quema del vehículo fue en la vía Bochoroma, cerca a Buratá. El bus tenía destino a Pereira. El ataque no dejó lesiones a los 9 pasajeros, pero dejó en pérdida total al vehículo de placa TRL-993.

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Precisamente, el pasado 19 de mayo, dos buses de la Flota Occidental fueron quemados por miembros del frente Cacique Calarcá del Eln en la vía que conduce del departamento del Chocó al de Risaralda, así lo confirmó el grupo armado a través de un comunicado, además de atribuirse la quema de otro bus el pasado 7 de mayo, que pertenecía a la empresa Rápido Ochoa.

“Nuestro frente está adelantando y seguirá adelantando acciones militares y de control territorial y es por lo cual que queremos que estos gremios están censados en nuestras líneas económicas y se movilicen de manera segura y porten código”, se lee en la misiva emitida por la estructura ilegal.

Así mismo, el Eln amenazó en su documento, que de ahora en adelante exigirá a todos los conductores de vehículos de carga o dedicados al transporte de pasajeros, contar con un “código” si desean transitar por la zona, o si no, no les garantizarían su libre movilidad y podrían convertirse en objetivo militar.

Y la ola de ataques no para. Este viernes, ese grupo armado ilegal se atribuyó el atentado contra una patrulla de Policía en Tibú, Norte de Santander. Hecho en el que murieron dos uniformados y una mujer, además de dejar varios heridos.

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Mientras tanto, el comisionado Danilo Rueda está en el ojo de las críticas luego de que dijera que le parece acto de mera responsabilidad que el Eln  se atribuya los atentados y que por lo menos es un paso.

Por ahora, las empresas transportadoras están a la expectativa y encendieron las alarmas por el pago de vacunas y la falta de garantías para seguir operando.