Noticias sobre Valledupar, el Cesar y el vallenato: artículos, videos, fotos y el más completo archivo de noticias de Colombia y el mundo en El Pilón.
La muerte de Emiro López Bandera, adulto mayor atropellado por una volqueta en Pelaya, Cesar, ha puesto de manifiesto uno de los problemas más serios de la seguridad vial en Colombia: la impunidad frente a los casos donde el responsable huye tras causar un accidente. El suceso, ocurrido en la madrugada del 13 de septiembre en la carrera 8 con calle 8 del barrio Centro, es reflejo de una tendencia alarmante; el conductor involucrado abandonó la escena, dejando sin auxilio a la víctima, quien falleció en el lugar debido a un trauma craneoencefálico, según lo reportó la policía, citada por el diario El Pilón.
El caso no es aislado. Información de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) confirma que los atropellos constituyen una proporción considerable de muertes por accidentes viales en zonas urbanas del país, vulnerando especialmente a los peatones mayores de 60 años. Esta franja etaria aparece repetidamente en las estadísticas de víctimas, lo cual evidencia deficiencias tanto en la protección como en la educación para la movilidad segura.
Por otro lado, el Observatorio Nacional de Seguridad Vial destaca que cerca del 30% de los conductores que provocan accidentes graves adoptan la fuga como estrategia para evadir la responsabilidad penal. Este comportamiento erosiona la credibilidad en los sistemas de control y sanción, ya que a menudo quedan sin identificar los responsables, perpetuando la impunidad y la inseguridad entre los usuarios más vulnerables de las vías.
La situación se agrava en contextos de municipios pequeños o rurales, como Pelaya, donde la infraestructura y la vigilancia institucional suelen ser insuficientes. El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) resalta el alto riesgo al que están expuestos los adultos mayores en entornos urbanos, dado el limitado acceso a señalizaciones adecuadas y a pasos seguros para peatones, así como las barreras físicas y cognitivas propias de la edad que incrementan la fragilidad de este grupo poblacional.




El delito de omisión de socorro, cometida por el conductor fugado, representa otro eslabón débil en la respuesta estatal. Entrevistas con fiscales citadas por la Unidad de Tránsito enfatizan la urgencia de fortalecer la persecución penal. Esto implica agilizar la identificación vehicular mediante tecnologías como cámaras y bases de datos urbanas, lo que aún no es suficiente en muchas regiones.
De acuerdo con reportajes de medios como El Espectador y Semana, la insuficiencia de campañas masivas de educación vial y la falta de control riguroso para el transporte pesado, como las volquetas, influyen en la reiteración del fenómeno. La necesidad de intervenciones estructurales resulta ineludible, ya sea en educación cívica, señalización, infraestructura o legislación.
Con todo, la muerte de Emiro López Bandera no debe asumirse como un hecho aislado, sino como parte de una problemática sistémica donde el respeto, la prevención y la justicia resultan esenciales. Solamente la acción coordinada entre ciudadanía, instituciones y operadores de justicia logrará disminuir este tipo de tragedias, evitando que la impunidad y la desprotección sigan siendo la norma en las vías del país.
¿Qué consecuencias legales enfrenta un conductor que huye tras atropellar a un peatón?
Esta pregunta es relevante porque la fuga del lugar de un accidente vial no solo aumenta la gravedad del daño causado, sino que también constituye un delito bajo la legislación colombiana —específicamente, la omisión de socorro. El conductor que abandona a la víctima, además de ser responsable civil y penalmente del accidente, puede enfrentar penas agravadas por dejar de aportar socorro inmediato. El fortalecimiento de la persecución penal y la implementación de tecnologías para localizar a los responsables son temas fundamentales según expresa la Unidad de Tránsito citada en el artículo.
Además, el proceso para aplicar sanciones y para capturar a quienes huyen suele ser lento y complicado, especialmente en municipios donde los sistemas tecnológicos de control no están plenamente implementados. Esto genera un sentimiento de impunidad entre las familias de las víctimas y obstaculiza el acceso a la justicia, haciendo imprescindible una discusión pública sobre la mejora de estos mecanismos.
¿Por qué los adultos mayores son especialmente vulnerables como peatones en Colombia?
La pregunta surge de la constatación, resaltada tanto por la OMS como por la ANSV, de que los adultos mayores constituyen una proporción considerable de las víctimas fatales en accidentes de tránsito. Las razones incluyen aspectos fisiológicos propios de la edad, como movilidad y reflejos reducidos, pero también contextuales, como la carencia de infraestructura adecuada —rampas, pasos peatonales claramente señalizados y suficiente tiempo en los semáforos— en especial en localidades pequeñas y rurales.
La falta de normativas específicas y políticas públicas orientadas a la protección integral de este grupo acentúa la problemática. El contexto expuesto en el artículo llama la atención sobre la ineludible necesidad de fortalecer los marcos legales y técnicos para asegurar la vida e integridad de los adultos mayores, quienes diariamente se exponen a serios peligros en las calles del país.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO