
El 9 de junio de 2023, luego de 40 días de intensa búsqueda en la complicada selva del Guaviare, las fuerzas armadas, acompañadas de unos hombres indígenas, encontraron a los cuatro hermanos Mucutuy que estaban desaparecidos luego de la caída de una avioneta.
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Dicho hecho fue catalogado como un milagro porque los cuatro hermanos eran muy pequeños y sobrevivir en la selva sin acompañamiento era prácticamente imposible.
Ahora, dos años después de esta complicada situación, los hermanos están mucho mejor y por eso el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) tomó una decisión con ellos.




Qué pasó con los hermanos Mucutuy
Por medio de un comunicado en las redes sociales, el ICBF informó que los cuatro hermanos, después del cuidado, protección y acompañamiento, ya están listos para regresar a su hogar.
🌿 Nada reemplaza el abrazo de una familia 💚
Celebramos el retorno de los cuatro hermanos Mucutuy a su hogar, luego de un proceso de protección, cuidado y amor.
— Bienestar Familiar | ICBF (@ICBFColombia) June 18, 2025
“Hoy, su regreso a casa representa mucho más que un cierre: es el inicio de una nueva etapa en la que la familia vuelve a ser el centro. Una etapa en la que seguimos caminando junto a ellos para fortalecer sus vínculos, promover entornos protectores y asegurar que estos niños crezcan rodeados de amor, cuidado y dignidad”, explicó el Instituto.
Y agregó: “Agradecemos profundamente la confianza de su familia, el respaldo de las comunidades indígenas y la articulación interinstitucional que hizo posible este reencuentro. Esta historia es un testimonio vivo de la resiliencia, del valor de la vida y del poder del trabajo conjunto cuando lo guía el amor por la niñez”.
Así las cosas, Lesly, Soleiny, Tien y Cristin podrán estar nuevamente acompañados de sus familiares más cercanos para que sigan su desarrollo con tranquilidad y calor de hogar.




Qué había pasado con los hermanos Mucutuy
El primero de mayo de 2023, una avioneta Cessna 206, con matrícula HK2803, despegó desde Araracuara rumbo a San José del Guaviare, en Colombia, llevando a bordo a siete personas, entre ellas Magdalena Mucutuy, madre de cuatro hermanos indígenas de la comunidad huitoto, y sus hijos: Lesly (13 años), Soleiny (9 años), Tien Noriel (4 años) y Cristin Neriman (11 meses). La familia viajaba para reunirse con Manuel Ranoque, padre de los dos menores, quien había huido de amenazas de grupos armados.
Sin embargo, una falla en el motor obligó al piloto a declarar emergencia, y la aeronave se estrelló en la densa selva del Guaviare. Los tres adultos —Magdalena, el piloto Hernando Murcia y el líder indígena Herman Mendoza— fallecieron en el impacto, pero los cuatro niños sobrevivieron, dando inicio a una odisea que capturó la atención del mundo.
Lesly Mucutuy, la hermana mayor, asumió un rol crucial tras el accidente. Herida en la cabeza y con el pie atrapado en los restos de la avioneta, logró liberar a sus hermanos, incluyendo a la bebé Cristin, que estaba sofocada bajo el cuerpo de su madre. Durante los primeros dos días, los niños permanecieron junto a la aeronave, alimentándose de frutas copoazú que llevaban en su equipaje y agua potable encontrada en el lugar.
Consciente de la necesidad de encontrar ayuda, Lesly guió a sus hermanos hacia el río Apaporis, desplazándose de rodillas por una lesión en la pierna y cargando a Cristin. Durante 40 días, los menores sobrevivieron comiendo semillas de milpesos, pescando con lanzas improvisadas y recolectando agua de lluvia, gracias al conocimiento de la selva que Lesly había aprendido de su madre.
La búsqueda, bautizada como Operación Esperanza, movilizó a más de 150 militares, 70 indígenas y perros rescatistas, en un esfuerzo conjunto que combinó tecnología moderna —como cámaras térmicas y perifoneos con la voz de la abuela de los niños— con el conocimiento ancestral de las comunidades locales. A pesar de las condiciones hostiles de la selva, con jaguares, serpientes y lluvias constantes, los rescatistas encontraron rastros de los niños, como un tetero, tijeras y un cambuche, que alimentaron la esperanza.
El 9 de junio de 2023, tras 40 días, un grupo de indígenas y militares halló a los hermanos, debilitados y desnutridos, pero vivos. “Milagro, milagro, milagro”, exclamaron los rescatistas, en un momento que conmovió a Colombia y al mundo.
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Tras su rescate, los hermanos fueron puestos bajo el cuidado del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que les brindó atención médica, psicológica y educativa, respetando su identidad cultural huitoto. Durante dos años, un equipo especializado trabajó en su recuperación física y emocional, superando las enfermedades adquiridas en la selva y la desnutrición.
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