La mujer, quien trabaja en una finca panelera de San Joaquín, Santander, dijo que el niño (de 3 años) se le escapó por un segundo mientras ella lo cuidaba y que en ese momento se dio el accidente en el que el pequeño cayó en una paila hirviendo, informó Caracol Radio. 

“El dolor de una madre por perder a un hijo no se puede describir, es del alma. Es un momento muy difícil y no se lo deseo a nadie”, dijo la mujer, en palabras recogidas por el diario Vanguardia de Santander.

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Agregó, en Caracol Radio, que su hijo (el menor de 3 que tiene) era un niño alegre y lleno de amor que había llegado para iluminar la vida de ella y de su esposo, quien es soldado profesional. 

“Mi gordo se ganó el cariño de muchos. Desde que nació fue un niño muy especial; no era de este mundo, Dios me lo prestó y se lo devolví. Duele, duele mucho; era un ángel gigante”, apuntó la mujer, en diálogo con esa emisora. 

El niño sufrió el accidente en el trapiche de la finca panelera en San Joaquín, Santander, fue remitido a San Gil y posteriormente debió ser llevado en helicóptero hasta un hospital en Bucaramanga. 

La Dirección Departamental de Gestión del Riesgo de Santander (DGRD) informó en su cuenta de Twitter que el menor pudo ser auxiliado y trasladado desde San Gil hasta la capital de Santander en un tiempo récord para ser puesto bajo la atención de los médicos especialistas. 

Lamentablemente, el niño murió unas horas más tarde mientras recibía atención médica en el Hospital Universitario de Santander. El pequeño llegó allá con quemaduras de tercer grado en más del 95 % de su cuerpo.

Este fue el aviso del Hospital sobre la muerte del niño: