Escrito por:  Redacción Nación
Nov 29, 2023 - 6:20 am

El huracán Otis, con vientos que superaron los 270 km/h, devastó Acapulco, en el sur de México, en la madrugada del 25 de octubre. La ayuda de Colombia, enviada en un avión de la FAC, llegó en las últimas horas y el presidente Gustavo Petro echó encima de ese auxilio humanitario un paquete adicional con una cuenta de cobro.

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Un mes después de que el fenómeno natural arrasara uno de los balnearios más famosos de México y del mundo, el nombramiento del embajador de Colombia en ese país, Álvaro Moisés Ninco Daza, se cayó, como cualquiera de los edificios que echó por tierra Otis, como si un coletazo tardío del huracán hubiera derribado una de esas estructuras que habían quedado seriamente averiadas.

Claramente, Ninco Daza, el huracán y Acapulco no tienen ninguna relación directa. Pero como la política es el arte de lo posible (en todas las dimensiones), el presidente Gustavo Petro consiguió vincularlos en su reporte al país del envío de la ayuda. La mezcla que hizo de los temas no deja de resultar, por lo menos, incongruente.

A las 15 toneladas de ayuda que llevó a México el avión Boeing 737 de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC), entre las que iban atún, ensalada de vegetales, fríjol precocido en lata, sobres de frutas deshidratadas y galletas integrales, el mandatario colombiano les sumó la queja por la decisión del Tribunal Administrativo de Cundinamarca de declarar nulo el nombramiento del embajador Ninco Daza.

Primero agradeció —por la ayuda enviada a México— a la FAC, a la Cancillería y después “al embajador que nos obligan a sacar”. Así entiende Petro el fallo del Tribunal, que consideró la demanda de la Unión de Funcionarios de Carrera Diplomática y Consular contra Ninco Daza por no tener título profesional y haber acreditado solo dos años y cinco meses de experiencia laboral sin ninguna relación con diplomacia.

De hecho, en su perfil publicado en la página de la embajada de Colombia en México, lo primero que aparece después de su lugar y fecha de nacimiento (Fundación, Magdalena, 30 de marzo de 1994) es que es un “activista, político y miembro fundador del partido político Colombia Humana”.

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Allí también se informa que su nombramiento “fue otorgado por mayoría de votos de la Comisión Evaluadora de Méritos y firmada por el ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva Durán, el 10 de febrero de 2023”.

En el apartado ‘Trayectoria educativa y política’ se señala que Ninco Daza “comenzó a realizar estudios en Política y Relaciones Internacionales en la Universidad Sergio Arboleda”, fue miembro fundador del grupo de debate académico ‘Píldora para la memoria’ en esa institución, y “posteriormente también cursó estudios de Ciencia Política y Gobierno en la Universidad Jorge Tadeo Lozano”. No se relacionan títulos académicos.

Con todo, Ninco Daza duró 10 meses en el cargo en México, por lo que, con base en toda la información que hay sobre él, también llama la atención el halago que le hace Petro y que debe tener pensando a quienes han pasado antes (y durado mucho más) por la legación en el país azteca. Petro califica a Ninco Daza como “uno de los mejores enbajadores [sic] de Colombia en México”.

Tan pronto tuvo conocimiento de la caída de su nombramiento, Ninco Daza se sumó al señalamiento sistemático que se viene haciendo contra diferentes instancias de la rama judicial en el sentido de que él es víctima de un ‘lawfare’ (acrónimo en inglés de ‘law’ [ley] y ‘warfare’ [guerra]) o “guerra jurídica”, que hace referencia al uso de procesos legales como arma política.

“Apelaremos en segunda instancia y estoy seguro de que venceremos en lo jurídico. La estrategia del lawfare, la guerra jurídica, no les va a funcionar. Mientras tanto, seguiremos trabajando concentrados en las tareas que nos puso el presidente Gustavo Petro. ¡Lo importante, más que el cargo, es el encargo!”, dijo en X (antes Twitter).

Ni el coronel Juan Velasco, piloto del avión de la FAC que llevó la ayuda a México, ni la tripulación que lo acompañó (dos copilotos, un técnico de vuelo y dos maestros de carga), ni  los dos funcionarios de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo que también viajaron supieron que en la carga que transportaron durante cuatro horas entre Bogotá y el aeropuerto internacional Felipe Ángeles de Ciudad de México, y que creyeron únicamente humanitaria, iba una cuenta de cobro de Petro.

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