Hinchado de la alegría, el senador de izquierda Gustavo Bolívar le contó al mundo, en la noche de este jueves, a través de su cuenta en Twitter, que su hijo Santiago acabó de recibir la nacionalidad de Estados Unidos.

Entendible, porque no es fácil llegar a semejantes instancias en un país que ofrece resistencias para otorgar esa condición que, para muchos, es la verdadera materialización del muy difícil de alcanzar sueño americano. Pero también es claro que, para los militantes de izquierda en el mundo, ese sueño americano no es más que un espejismo propio de un modo de producción extremo al que descalifican como imperialismo.

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“Congratulations on becoming a U.S. citizen” (“Felicitaciones por convertirse en ciudadano de los EE. UU.”), reza el título del documento que le entregó el gobierno de Estados Unidos a Santiago Bolívar, que luce también con orgullo en las fotografías que difundió su padre.

En una de esas imágenes se ve a los Bolívar con semblante de satisfacción, sosteniendo las banderas de Colombia y Estados Unidos, junto con la certificación de la nacionalidad estadounidense de Santiago, en un ambiente festivo, engalanado con globos de color azul, rojo y blanco, los colores de la bandera de Estados Unidos.

El senador Bolívar, que hace poco salió del país (presumiblemente hacia Miami, en donde tiene su residencia), al quejarse de amenazas y de no tener protección del Estado, cuenta que en Estados Unidos trabaja desde hace 15 años y vive desde hace siete.

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En ese país, Bolívar ha conseguido establecer un ‘paraíso’ de más o menos 3.600 millones de pesos. Hace poco mostró detalles de una de sus propiedades en Miami en la que, incluso, tiene un yate de más de 200 millones de pesos.

Y Bolívar lo reconoce, y lo agradece, en el trino en el que anuncia la nueva ciudadanía estadounidense de su hijo: “EE.UU., tierra de inmigrantes nos ha brindado oportunidades de crecimiento que agradecemos y valoramos. Santiago tendrá doble nacionalidad”.

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