La reunión de los altos representantes de la alianza de 13 Estados latinoamericanos y Canadá será en la cancillería colombiana, en Bogotá. Comenzará a las 9:00 de la mañana y se espera una rueda de prensa de los cancilleres a la 1:00 de la tarde.

La expectativa es alta debido a que la cumbre sesionará con un insumo delicado: Guaidó, jefe del Parlamento venezolano que está en Colombia desde el viernes, pidió “dejar abiertas todas las opciones” contra Maduro luego de la frustrada operación de entrega de la ayuda humanitaria a los venezolanos golpeados por la escasez de alimentos y medicinas, y que derivó en violentos disturbios.

“Vimos un crimen sin precedentes”, declaró Guaidó a su llegada el domingo a Bogotá, mientras el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, aseguró que los días de Maduro “están contados”.

Así, en medio de los continuos estallidos de violencia en las zonas limítrofes de Venezuela, cobra fuerza la opción radical contra Maduro, que cuenta con el apoyo de Rusia y Cuba.

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“Vamos a presentar posiciones firmes que signifiquen una escalada en medidas diplomáticas, políticas y de uso de la fuerza”, dijo el parlamentario Julio Borges, enlace de Guaidó con el Grupo de Lima.

Con lo ocurrido el sábado “se configuró un escenario donde podría haber una intervención de fuerza”, señaló a la AFP Laura Gil, politóloga internacionalista.

Según la experta, la oposición venezolana se anotaba un triunfo si lograba pasar la ayuda, pero “ganaba todavía más si Maduro incrementaba la represión, como lo hizo”. Así, la salida a la crisis empieza a girar en torno al discurso “de que aquí la única manera es el uso de la fuerza”.

También “ganó Estados Unidos, porque de la única manera que podría justificar un uso de la fuerza, si estuviera dispuesto a hacerlo, es por invitación”, añadió.

No obstante, el internacionalista Rafael Piñeros consideró que Guaidó salió “debilitado” del pulso por el ingreso de la ayuda humanitaria.

Colombia, entretanto, pretende reforzar la figura de Guaidó y sus alternativas para salir de Maduro, que, a su vez, se aferra cada vez más a los militares.

“El legítimo gobierno de Venezuela se integra formalmente al Grupo de Lima”, anticipó el mandatario colombiano Iván Duque.

La alianza se reunió por última vez el 4 de febrero en Ottawa. Entonces, 11 naciones pidieron un cambio pacífico de gobierno, llamaron a los militares a reconocer a Guaidó y permitir la entrada de ayuda.

Tres de los integrantes del Grupo de Lima —México, Guyana y Santa Lucía— no reconocen a Guaidó.

“En el Grupo de Lima, el consenso es que hay que sacar a Maduro, pero no hay consenso en el cómo”, agregó Gil.

Tensión en fronteras

Tras los enfrentamientos del fin de semana, la tensión no cede en las fronteras de Venezuela con Colombia y Brasil, cerradas por orden de Maduro.

El domingo, manifestantes encapuchados y fuerzas estatales libraron esporádicos choques en el lado venezolano de los límites con Colombia, donde grupos armados irregulares conocidos como colectivos siembran el terror.

Docenas de venezolanos que habían cruzado para participar en la caravana que pretendía llevar ayuda quedaron represados. Bogotá también dispuso un cierre temporal que termina la noche de este lunes para evaluar los daños dejados por los disturbios.

Mientras, militares brasileños montaron un cordón en Paracaima tras reyertas entre manifestantes y uniformados venezolanos en la línea fronteriza

Tres sargentos de la Guardia Nacional Bolivariana, que estaban destacados en el puesto de control fronterizo, desertaron y llegaron a Pacaraima para pedir refugio. Dos de ellos cruzaron la frontera durante los incidentes del sábado, sumándose a los 156 que huyeron hacia Colombia.

Venezuela tiene unos 365.000 efectivos y 1,6 millones de milicianos civiles. Pese a la fuerte presión, la cúpula militar se mantiene leal a Maduro.

La situación en Venezuela acapara la atención internacional. Desde el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hasta la Unión Europea condenaron la violencia.