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El contexto político de Colombia se redefine de cara a las elecciones presidenciales de 2026, luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) confirmara la intención de 25 partidos y movimientos políticos de concurrir a las consultas interpartidistas programadas para el 8 de marzo. Esta jornada resultará crucial, ya que también se llevará a cabo la selección del nuevo Congreso y servirá como plataforma para que estas organizaciones estructuren sus apoyos, filtren candidaturas y entren en la competencia presidencial con mayor solidez. Según el CNE, usar la consulta permitirá ordenar el panorama electoral y reducir la dispersión de precandidatos, estrategia fundamental en un entorno político caracterizado por la fragmentación.
Diversos partidos han decidido sumarse al proceso de consulta interpartidista, a pesar de no contar todavía con un aspirante único. Algunos de los colectivos que permanecen en esta ruta son el Pacto Histórico, el Centro Democrático, el Partido de La U, Nuevo Liberalismo, En Marcha y distintos movimientos ciudadanos, según la información comunicada oficialmente. La permanencia de estas organizaciones en la consulta también revela una apuesta por fortalecer sus bases y consolidar liderazgo antes del proceso electoral principal.
En contraste, partidos con larga tradición, como el Partido Liberal, el Conservador, Cambio Radical y Comunes, han resuelto no participar en las consultas interpartidistas, marcando una división en la estrategia electoral para 2026. La determinación de dichos partidos de marginarse de la primaria interpartidista refleja posturas divergentes al interior del sistema político colombiano, lo que podría tener repercusiones tanto para su representación parlamentaria como para sus posibilidades en la carrera presidencial.
Dentro del espectro de la izquierda se consolida un bloque encabezado por figuras como Iván Cepeda, Roy Barreras, Camilo Romero y Daniel Quintero, con la posibilidad de integrar próximamente a Juan Fernando Cristo, Mauricio Lizcano, Luis Gilberto Murillo y Clara López. Este bloque busca articular una candidatura única que capitalice el apoyo de sectores afines al actual Gobierno. Por el contrario, la derecha se articula alrededor de la llamada “Gran Consulta por Colombia”, cuyos precandidatos incluyen a Paloma Valencia, Vicky Dávila, David Luna, Mauricio Cárdenas, Juan Daniel Oviedo, Aníbal Gaviria, Juan Manuel Galán y Daniel Palacios, y que podría ampliar su base si se suma Juan Carlos Pinzón.
En paralelo a estas consultas, algunos líderes políticos evalúan la posibilidad de llegar directamente a la primera vuelta presidencial, prevista para el 31 de mayo, sin participar en los mecanismos primarios. Entre ellos están Sergio Fajardo, Claudia López y Abelardo de la Espriella, aunque sin descartar el uso de encuestas para definir apoyos previos.
La decisión de cada partido y precandidato sobre participar en consultas o ir directamente a la votación presidencial refleja la complejidad de la coyuntura política y la búsqueda de las mejores fórmulas para alcanzar la Casa de Nariño. El próximo marzo será, entonces, determinante para perfilar las alianzas y definir el equilibrio de fuerzas rumbo a la recta final de la contienda electoral en Colombia.
¿Qué función tienen las consultas interpartidistas en el proceso electoral colombiano?
Las consultas interpartidistas, tal como explica el Consejo Nacional Electoral, constituyen un mecanismo legal y político que permite a los partidos y movimientos evaluar apoyos internos y definir candidaturas únicas antes de eventos clave como las elecciones presidenciales. Esto contribuye a depurar el número de aspirantes, evitando la dispersión del voto y consolidando fuerzas competitivas para la contienda principal.
Este procedimiento resulta especialmente relevante en contextos de fragmentación partidaria, pues facilita la construcción de bloques amplios y alineaciones programáticas en torno a figuras determinantes. Así, las consultas permiten a cada sector medir su peso interno y presentarse fortalecido en la faz decisiva del proceso electoral, garantizando mayor claridad y estabilidad para los electores. ¿Cuáles son los beneficios y desafíos de este esquema para el sistema democrático colombiano?
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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